Los Garrett son todo lo que no son los Redd: ruidosos, desordenados y cariñosos. Y cada día, desde el balcón de su habitación, Samantha Reed sueña con ser una de ellos… hasta que una tarde de verano, Jase Garrett se cuela por su ventana y eso lo cambia todo. Ambos se enamoran; tropiezan con la timidez y lo maravilloso del primer amor. La familia de Jase acoge muy bien a Samantha. Pero entonces sucede lo inimaginable y el mundo de Samantha se vuelve patas arriba. Ahora tiene que enfrentarse a una decisión imposible. Guardar un secreto que arruinará a los Garrett o confesar la verdad y acabar con la carrera de su madre. ¿Podrá salvar a las dos familias? ¿O ha llegado el momento de que se salve a sí misma?
Había llegado el momento de leer la novela, y es que con tanta reseña positiva era imposible no sucumbir a los encantos de Huntley Fitzpatrick. Una lectura sorprendente a la vez que divertida, con la que disfrutado, a pesar de que en ciertos momentos la autora ha flaqueado bastante.
A pesar de la inocencia del primer amor, y el pudor con el que viven cada uno de los sentimientos, me ha faltado algún que otro tópico. Y es que aunque me gusta la variación dentro de las historias, he echado en falta algo más de vidilla e intensidad por parte de la pareja.
Lo que Jase y yo tenemos es real y está más vivo que nunca. No tiene nada que ver con cómo se ven las cosas desde lejos y sí con todo lo que se vive de cerca.
En esta ocasión las expectativas se quedaron en eso, esperaba mucho más de la historia, de los personajes, de todo en general. Hasta el momento en ocasiones contadas me había pasado, el hecho de no acabar de conectar con los protagonistas principales. Aunque Jase es un chico maravilloso, trabajador que se vuelca en su familia, y que es un novio adorable no me ha terminado de convencer. Sam ha logrado conquistarme hacia el final del libro, cuando por fin coge las riendas de su vida, y planta cara a su madre.
Imposible no caer rendida ante la familia Garret, unos protagonistas maravillosos que me han sacado más de una sonrisa, a la vez que han conseguido emocionarme. Se encargan de darnos una lección de vida, y es que con tan poco tienen la felicidad en sus manos. Una vida sin grandes lujos, cargada de mucho trabajo y esfuerzo diario que se ve recompensado de la manera más maravillosa.
Una historia con la esencia del primer amor, que se lee en un suspiro y te deja con buen sabor de boca. Deseando leer su continuación, y es que la autora con un final abierto nos deja con ganas de saber más de Sam y Jase.