Y Sara, bueno, anda más o menos por las mismas ramas que Morgan… en momentos la veo tan indecisa tan odiosa, tan exasperante y malcriada que en momentos es que no la toleraba, como que me daba la impresión de que era una niña caprichosa e indecisa y me hacía sentir que no se merecía a Morgan… que no se merecían mutuamente, por todos los miedos que ambos traían cargando, pero la primera impresión que tenía de ambos personajes conforme fui avanzando las paginas, es que veo un gran crecimiento en ambos y la visón que tenía de los dos cambia totalmente viendo a Sara toda paciente y amorosa y a Morgan más accesible y ya no tan huraño.
Y esto es raro, hay muchas descripciones y situaciones en la lectura que en ocasiones me daban la impresión de que eran solo relleno para extender (y que me parece no aportaban nada en la línea de la historia y se me hacían innecesarias) la novela por lo que en un momento dado se me hizo eterna cuando creí que la leería demasiado rápido por lo que había escuchado más que nada en el grupo de la LC ya que yo todavía no la comenzaba y a muchas (la mayoría) en un par de días ya la habían terminado y cuando la leí yo me parece que tarde muchísimo para terminarla; pero a la vez hay situaciones que se merecían ir más despacio, darle más tiempo para que asimilaran los personajes (y uno como lector también) lo que estaban viviendo, debido a que el romance actual, ya adulto entre Sara y Morgan creo que corre demasiado aprisa que en esta parte o me faltaron paginas o una continuación, para que fuera más creíble.
Hay que destacar que aunque me desesperaba la indecisión, los miedos de Morgan, es un personaje con muchísimos matices que es imposible no tomarle cierto cariño, aunque sea un personaje muy complejo y acomplejado. Pero la autora tuvo el acierto de poder reflejar todos esos sentimientos que tenía él ahí guardados. Y que conforme vamos conociendo mejor, vemos que es una historia de lucha contra uno mismo y de superación. Cuando por fin decide abrirse y contar de primera mano por lo que vivió, aunque sea algo muy crudo, me parece que es de lo mejor que tiene la novela y llega a conseguir Verónica tener un personaje creíble, humano y ahí es donde podemos comprenderlo mucho mejor.
Pero quizá por lo que la lectura se me hizo en momentos larga y pesada, fue el “abuso” de descripciones de lo que rodeaba a los personajes y con lujo de detalle tenía descripciones que no entiendo el motivo por el que estaban ahí, si no nos ofrecían nada y se desviaba de la historia de los personajes, dejándola prácticamente de lado y si he de confesar que en varios momentos ya no entendía lo que estaba leyendo, porque aparte que me distraía yo quería encontrar una lógica de porque la autora se había enfocado en esas partes, pero no encontré nada relevante, cuando quizá esas líneas podían estar ocupadas en escenas que merecían más espacio y estas pasaban sin ton ni son, casi inadvertidas, por lo que me costó un poco engancharme a la historia (y sinceramente no lo conseguí como esperaba porque traía altas expectativas a la novela), que siento que algo me faltó.
Me parece que Morgan se merecía ese final feliz de cuento de hadas que obtuvo, una pequeña recompensa por todo lo que vivió, pero… es tan rosa, tan perfecto, que me dejó una sensación agridulce.
Un detalle y quizá es cosa mía, porque creo que nadie más lo ha mencionado. Solo porque sabía que Morgan era hombre, lo tenía claro, pero muchas acciones, de cómo se comportaba o reaccionaban lo veía más como una chica… no tengo ni la experticia ni las bases como para compararme, pero, yo que escribo en ocasiones, me cuesta muchísimo trabajo meterme en la cabeza de los hombres (aunque sean personajes nuestros) y poder hacerlo un machín (en toda la extensión de la palabra), ya que en momentos lo sentía demasiado débil y me daba la impresión que la autora se ablandaba un poco con él y lo veía “delicadito” por decirlo de una manera.Gracias a la autora y editorial por la oportunidad de hacer esta lectura, y por supuesto a la LC que organizó La caja de Libros.
Pero aun así:
Nací un 9 de noviembre de 1974 en la tierra en la que los caballos bailan por bulerias y nos bebemos el sol en copas de vino: Jerez de la Frontera.Cuando no era más que una niña, mi padre me cambió uno de mis tebeos por una novela de Emilio Salgari, y me hice adicta a los libros para siempre.Desde mi blog Pasión Romántica, colaboré con las mejores editoriales haciendo reseñas. También he participé en una sección de libros en Onda Cero Jerez y he dado conferencias para asociaciones literarias de mujeres, con temas tan interesantes como grandes escritoras de la historia.Entre virus y bacterias de mis estudios de Laboratorio Clínico, empecé a crear mis propias historias y cuentos, hasta que en 2009 publiqué mi primera novela.Web