Autores: Michael Ende
Editorial: Noguer
Páginas: 601 (entre los dos libros)
Tema: Fantasía infantil
¿Cómo llegó a mí? El dragón dorado de la sabiduría lo predijo
"Jim Botón llega en un paquete a Lummerland y trastoca el equilibrio del país más pequeño del mundo. Tendrá que salir a buscar aventuras en compañía de su amigo Lucas el maquinista y su locomotora, Emma. Se las verán con dragones, gigantes, sirenas y hasta una banda de piratas palurdos."
♦♦♦ PRIMERAS IMPRESIONES ♦♦♦ A esta bilogía le precedían Momo y La historia Interminable del mismo autor. Ambos me habían parecido sencillamente fantásticos y le di la oportunidad a estos dos libros esperando lo mismo por parte del autor.
♦♦♦ OPINIÓN♦♦♦
Se sigue notando la destreza de Michael Ende, las historias están increíblemente elaboradas y son realmente complejas. Son libros ideales para niños pero que dejarían alucinando a cualquier adulto de esos que se las dan de maduros e inteligentes frente a los peques.
Los personajes son geniales, además de muy imaginativos. Una locomotora, un maquinista, un niño secuestrado, una profesora dragón, sirenas, un gigante-aparente... por no hablar de los lugares, a cada cual más emocionante y fantástico. Es un pequeño cóctel de grandes ideas y, como con todo lo que he leído del autor, tiene una importante parte de crítica social escondida en un tono infantil.
Por otro lado: la edición. Solo puedo decir que las ilustraciones son para echarse a llorar. F.J. Tripp es el ilustrador y... vaya, que mejor editar el libro sin las ilustraciones. Os dejo un par de ellas a la derecha, para que juzguéis vosotros mismos (CLICK EN ELLAS PARA VERLAS MÁS GRANDES).
♦♦♦ ¿ENTONCES? ♦♦♦ ¡Menudo desastre de edición! Si quitamos eso, queda una historia genial en la línea del autor que yo recomendaría, a poder ser con una traducción distinta a la que yo he leído, a cualquiera al qe le guste la fantasía. Si qes que hay alguien, claro.
♦♦♦ EL AUTOR ♦♦♦
utscher Jugendbuchpreis al mejor libro infantil alemán del año. En 1964 contrajo matrimonio con la cantante Ingeborg Hoffmann, con quien residió en la ciudad de Roma. Falleció a causa de un cáncer de estómago en la ciudad alemana de Stuttgart, el 29 de agosto de 1995. Tenía 65 años y dejaba viuda a su segunda esposa, la japonesa Mariko Sato, con quien se casó en 1989. Cuatro años antes, en 1985, Ingeborg había fallecido de cáncer.