Reseña: La gramática del amor, de Rocío Carmona.

Por Tempe

La gramática del amor se estudia con el corazón. Pero sólo hay una forma de aprobar el examen: vivir.
¿Alguna vez os habéis preguntado qué es en realidad el amor? ¿Cómo funciona? Quizá no hayáis sabido identificarlo en vuestro pecho, pero seguro que alguna vez una mirada os ha deletreado esa palabra de cuatro letras. Si no habéis sabido leerla y para vosotros ese arte es un misterio indescifrable -e incluso si ya aprendisteis a base de golpes-, La gramática del amor es vuestro libro.
Rocío Carmona ha escrito una auténtica guía para conocer el amor a través de la historia de Irene, una adolescente de padres recién divorciados que ingresa en un colegio privado de Cornualles, donde sufrirá una primera decepción amorosa cruel y gratuita.
Liam es el chico que ha encandilado a su princesa Irene con palabras (¡oh poderosas palabras, armas de doble filo!) y al cual ella escribe su primer poema, lleno de sentimientos fervorosos, inocentes y honestos. La cínica realidad vendrá a bajar a Irene de su nube, pues en realidad Liam es un ligón que se lleva de calle a un montón de chicas en Saint Roberts y que incluso se atreve a mandarles el mismo mensaje de texto a sus diez princesas.
Pero el sufrimiento de Irene no termina cuando gracias a su móvil de última generación descubre la existencia de las otras nueve princesas y aterriza en el suelo de sopetón. Por algo Liam pertenece a esa raza de adolescentes insensibles y estúpidos que juegan por placer con los sentimientos de las chicas; ellos son una raza aparte, indignos de igualarse con el resto de chicos. Es por eso que él y sus amigos humillan públicamente a Irene haciendo mofa de su poema en clase de gramática inglesa, delante de todos los alumnos.
Con el sincero deseo de que la trague la tierra, Irene sale corriendo del aula, veloz contra el viento marino que arrastra sus lágrimas y huyendo de sí misma en dirección a su rincón favorito en Saint Roberts: el acantilado. El profesor de gramática Peter Hughes sigue a su alumna, y creyendo que desea lanzarse al mar, la agarra fuertemente para impedírselo. Sin embargo Irene no está al borde del suicidio -y así se lo explica a su profesor- pero lo que sí necesita urgentemente es un curso de gramática del amor.
El profesor Hughes le impone como castigo por marcharse de clase la asistencia a dicho curso, impartido extraescolarmente por él mismo. Irene deberá leer siete grandes obras de la literatura romántica y reflexionar sobre ellas mediante trabajos escritos: Al sur de la frontera, al oeste del sol; Orgullo y prejuicio, Carta de una desconocida, Ana Karenina, Las desventuras del joven Werther, Jane Eyre y El amor en los tiempos del cólera. Además tendrá que correr tres veces por semana para participar al final del trimestre en una popular carrera de atletismo, la January Race. Entra clase y clase Irene va aprendiendo los entresijos de la palabra de cuatro letras junto a Hughes, del cual comienza a enamorarse. Lo más sorprendente es que el brillo de los ojos Peter cuando la mira le dice que él parece corresponderla.

Interior de cubierta

La gramática del amor puede parecer en un primer momento una historia centrada en los “amores contrariados” de Peter e Irene, un tema que ellos mismos tratan durante el curso. Sin embargo la novela explora muchos tipos de amor a través de las relaciones entre Irene y el resto de personajes principales: Martha, su compañera de habitación; Josh, el bibliotecario sexy y geek con el que comparte su afición a la literatura; Marcelo, que se convierte en su amigo y entrenador personal; y la misteriosa B, una amiga muy querida para Marcelo.
Gracias a la buena pluma de Carmona todos los personajes se perciben como personas de verdad: van creciendo, madurando y aprendiendo a lo largo de la novela, cada uno va haciéndose querer a su manera. La trama de la historia se desarrolla de forma fluída, con treinta y siete capítulos muy bien atados entre sí, algunos de los cuales poseen títulos curiosos y con guiños como El monstruo de devoraba corazones, Las desventuras del joven Josh, El amor está en todas partes, El paciente inglés

Rocío es junto aFrancesc Miralles,
miembro del grupo Nikosia.

En el capítulo veintiséis la historia se vuelve un poco previsible a raíz de cierto acontecimiento, aunque sólo porque el lector es capaz de ver detalles en la voz del narrador que la protagonista no capta. Por eso mismo, con la previsibilidad surge la urgencia de seguir leyendo para ver cuándo diablos Irene abrirá los ojos a aquello que se le escapa.
El final de La gramática del amor desprende el aire de los grandes finales románticos del cine y la literatura, siendo las últimas frases dignas de convertirse en una cita de las de recordar, y es que aunque el estilo de su escritora sea sencillo, con él crea un ambiente mágico y tierno.
Una de las técnicas que emplea para crear ese ambiente se basa en introducir canciones en la obra -cuando Peter e Irene van de karaoke, o cuando esta se enchufa el ipod- y las letras de muchas de las canciones están incluidas en las páginas de la novela, así Carmona dota a su historia de poesía. Además también la pintura se hace un hueco en ella mediante los impactantes paisajes de Cornualles.
El aspecto más negativo de La gramática del amor es que al estudiar Irene algunas novelas, la autora desvela demasiado de ellas: los finales de Jane Eyre y El amor en tiempos del cólera quedan totalmente al descubierto, y también importantes acontecimientos de la historia de Ana Karenina. Cierto es que estos clásicos de la literatura no van a disfrutarse menos por saber de antemano qué ocurre en ellos, de hecho a muchos lectores esto no les va a frenar en absoluto cuando decidan leerlos, pero Carmona bien podría haber ideado otra forma de explicar las lecciones de gramática del amor.

Imagen de portada obra de Meritxell Ribas, realizada mediante la técnica grattage.

A pesar de este último inconveniente, el debut de Rocío Carmona es el libro que querría haber leído hace unos cuantos años cuando, como la protagonista, sufrí mi primera desilusión amorosa. Sin duda el curso de La gramática del amor del profesor Hughes me habría hecho sentir menos sola y habría sanado mi corazón mucho más rápido. Os lo recomiendo de ♥.
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