Reseña literaria: Bitterblue (Los siete reinos III), Kristin Cashore (Roca)

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista

Tras la muerte su padre, el rey Leck —quien poseía la gracia de controlar los pensamientos de sus súbditos—, Bitterblue se ha convertido en reina. A pesar de ser aún una muchacha, será su labor sacar adelante un reino que sufre los estigmas de un gobierno tiránico y todavía marcado por el miedo y la represión.

Por fortuna, Bitterblue no está sola en esta tarea, y tanto sus viejos compañeros de viaje —Katsa, Po y demás miembros del Consejo—, como sus nuevos amigos (entre los que se encuentra el astuto Zaf, un graceling que sorprendentemente desconoce su gracia) harán todo lo posible por ayudar a la monarca en su búsqueda de la verdad.

Sin embargo, por mucho que la joven reina se esfuerza por cumplir con las expectativas, su entorno parece estar plagado de traidores que solo desean su fracaso. Personas, generalmente las más inesperadas, que harán cualquier cosa por evitar que Bitterblue saque a la luz los secretos más desgarradores del reinado de su padre.

Han sido varios los años que hemos tenido que esperar para poder leer el tercer libro de la saga Los siete reinos, que Cashore inició con Graceling en el 2009 y continuó con Fuego en el 2010. No obstante, la espera estaba justificada, y es que sí hay algo que se detecta rápido en Bitterblue es el inmenso trabajo de investigación que hay detrás del argumento.

Este tercer volumen sigue la línea de sus predecesores en cuanto a estilo, equilibrando a la perfección las descripciones y las reflexiones, aderezándolas además con una serie de anécdotas sobre el reinado de Leck que dejarán al lector con los pelos de punta. Se nota, eso sí, que Cashore ha abandonado un poco el tono aventurero de Graceling y ha optado por centrarse en una trama política llena de enredos, mentiras y trampas, todo ello en un marco —el reino de Monmar— que no podía ser más creíble.

Bitterblue mantiene bien el ritmo durante toda la novela y sin duda está cuidada hasta en el más mínimo detalle. El único aspecto mejorable que podría señalarse es la irregular evolución en la trama romántica. Da la sensación de que a mitad de la novela la autora deja el romance un poco aparcado, para rescatarlo justo cuando «toca» (es decir, casi al final). Por esto mismo fue toda una sorpresa que, durante la presentación en Madrid, la autora dejase bien claro que su intención fue siempre ésa: hacer que el romance fuese solo un complemento a la historia que de verdad importaba, que era la reconstrucción del reino de Bitterblue.

En definitiva, aunque tiene un corte más realista, Bitterblue constituye una digna sucesora de la serie que inició Graceling. Por eso, tanto si te consideras admirador incondicional de la saga como si sencillamente te gustan las tramas feudales y las luchas de poder, Bitterblue es una novela que no te debes perder.


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