Reseña literaria Dentro del laberinto, A. C. H. Smith

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Nocturna

En 1986 Jim Henson dirigía una película de fantasía que con el tiempo llegaría a convertirse en un filme de culto. Con una jovencísima Jennifer Connelly y un extravagante David Bowie en los papeles protagonistas, la producción contó además con el respaldo de George Lucas.

Más de veinte años después nos llega a España la oportunidad de leer la novela que se basó en el guión original (y no al revés) y que data de la misma fecha.

El libro narra la historia de Sarah, una joven adolescente de dieciséis años que vive atormentada por lo que ella considera una serie de tremendas injusticias. Que sus padres estén separados y ella tenga que vivir con su padre y la bruja de su madrastra en vez de con su madre y su genial novio es una de ellas, pero la que de verdad no soporta Sarah es que la utilicen como niñera. Su medio-hermano Toby es un mocoso berreante y caprichoso al que le conceden todo lo que quiere. Encima, cada vez que su padre sale con su madrastra a ella le toca quedarse en casa cuidando al niño. ¡Ella quiere ser libre! ¡Hacerse actriz, como su madre, y escapar de esa aburrida rutina!

La noche en la que el relato comienza, Sarah tiene que cuidar una vez más de su hermano pequeño, que no hace más que llorar y gritar. Ella, exasperada, intenta concentrarse en el texto que se está aprendiendo del libro “Dentro del laberinto”, pero si ya de por sí le está costando trabajo, con el ruido que hace Toby desde su cuna es imposible. En ese momento, la joven, recordando el libro que está leyendo, se imagina y desea que el Rey de los Goblins se lleve a su hermano. Ni por asomo se imaginó que sucedería. Pero así fue.

Sarah, al igual que en la novela que lee, tiene ahora trece horas para atravesar el Laberinto, llegar al castillo más allá de la ciudad de los goblins y recuperar a su hermano de las garras de su rey.

Esta novela, hilada a modo de cuento y que nos hace acordarnos de relatos como Alicia en el país de las maravillas o El mago de Oz, está narrada con sencillez y fluidez. La prosa acompaña en un relato lleno de personajes memorables y entrañables que hacen de la novela algo diferente: el malhumorado enano Hoggle, el amistoso monstruo Ludo o el valiente Sir Didymus no tienen nada que envidiarles a los personajes protagonistas de Sarah y Jareth, el Rey de los Goblins.

Si bien es cierto que el libro no supone una diferencia sustancial de la visión expuesta en la película de los ochenta, los lectores que ya la hayan visto podrán apreciar pequeños detalles que en el filme no daba tiempo a explicar. Para aquellos, por otro lado, que por su juventud no conozcáis este clásico de fantasía, os recomendamos igualmente leer la novela, pues contaréis con la ventaja de no imaginaros a David Bowie en mallas cada vez que Sarah menciona al “atractivo Jareth”.

Sea como fuere, desde El Templo os animamos a perderos en las páginas de este laberinto de palabras que viaja desde la fantasía a la madurez (y viceversa), porque estamos convencidos de que lo disfrutaréis sea cual sea vuestra edad.