Reseña literaria Der rote Seidenschal, Federica de Cesco

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Arena

Ann Morrison se siente como un pajarillo enjaulado bajo la tutela de su estricta tía Adele, que quiere convertirla en una dama bien educada según los estándares de la época. Ann, sin embargo, no quiere oír hablar de nada de eso e intenta rebelarse siempre que puede. Por eso, cuando su compañera de compartimento en el tren a Tucson, al apearse, olvida un bonito pañuelo de seda roja, Ann no duda en saltar del tren y seguirla. El tren abandona la estación de Mesilla sin ella y la gran aventura de Ann comienza. Una serie de casualidades la llevarán a encontrarse con el indio mestizo Chee, y junto a él cruzará el desierto de Arizona a lomos de su caballo Shawnee hacia el asentamiento de los apaches White Mountains. Con un estilo sencillo (y algo kitsch) Federica de Cesco consigue trasladar al lector con sus palabras al oeste americano para vivir aventuras junto a su protagonista, pero también para sentir sus dudas y sus miedos e incluso su amor…

La autora suiza Federica de Cesco es una gran desconocida en España, pero sería como la “Jordi Sierra i Fabra” de la literatura juvenil alemana. En 2008 se estrenó en los cines un documental sobre su vida. Su primer libro, Der rote Seidenschal, fue publicado en 1957 cuando apenas contaba 16 años. Como la propia autora comenta en el prólogo, escribía cada día un trozo de historia y se lo leía a sus compañeras de clase, que seguían la historia de Ann y Chee con gran expectación. Asombrosa es la veracidad con la que se describe, entre otras cosas, la cultura india, puesto que no hay que olvidar que fue escrita en una época en la que no había Internet y una de las fuentes de información más fiables, quitando la biblioteca, que una adolescente alemana podría tener para escribir sobre los indios americanos eran las películas del Oeste. A este primer libro le seguirían más de 50 novelas (entre ellas, las secuelas de Der rote Seidenschal: Der Türkisvogel y Sonnenpfeil) que la consagrarían como una de las escritoras de literatura juvenil con mayor número de lectores en la Europa germanoparlante. Es una pena que esta autora apenas haya sido traducida al español; puedo imaginarme que sus libros habrían entusiasmado a generaciones enteras de jóvenes desde los años 50 hasta ahora, uniéndolas a través del tiempo y despertando en ellas las ansias de aventura y nuevos mundos y culturas. Las editoriales todavía están a tiempo de conseguirlo.