Reseña literaria Eighth Grade Bites (The chronicles of Vladimir Tod I), Heather Brewer

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Penguin

Vladimir Tod es algo más que el chico esmirriado de trece años que intenta pasar desapercibido en el instituto. Es algo más que el último pringado de la clase con el que se mete todo el mundo. Vladimir Tod es hijo de una humana y de un vampiro, y ha heredado todos los aspectos sobrenaturales de su progenitor: se alimenta de sangre, puede escuchar los pensamientos de las personas si hace un gran esfuerzo y planea con cierta autonomía si salta desde lugares altos. Pero con todo, Vlad no es especialmente guapo, ni brilla bajo la luz del sol (de hecho tiene que ir pringado hasta el cogote de crema protectora), ni tiene una familia que le enseñe a comportarse. Es más, sus padres fallecieron cuando él sólo tenía cuatro años y desde entonces vive con su tía Nelly, una enfermera que se encarga de suministrarle sus raciones diarias de comida… digo, de bebida.

Sin embargo, la vida tan anodina de este curioso adolescente da un vuelco cuando un misterioso vampiro comienza a preguntar por él con intenciones poco amistosas. ¿Pero quién es él y por qué quiere acabar con Vlad? ¿Es posible que el fantasma de su padre haya regresado para advertirle del peligro que corre? Y más importante aún: ¿conseguirá que Meredith se llegue a fijar en él, en vez de en su mejor amigo?

Las crónicas de Vladimir Tod no es otro libro más de vampiros. Sí, el protagonista es un vampiro y va al instituto, pero ahí terminan las semejanzas con otras series que podéis tener en mente. Vlad no es el chico guapo, atractivo y peligroso al que nos hemos acostumbrado. ¡Todo lo contrario! El pobre intenta sobrellevar lo mejor que puede las horas que pasa en clase, siendo el hazmerreír de sus compañeros mientras busca el valor para declararse a la chica que le gusta. Además, su condición de vampiro no es algo guay y llamativo: para él es sólo una carga y un recuerdo constante de lo poco que sabía de sus padres y de lo lejos que está de llegar a conocerse a sí mismo.

El primer volumen de esta serie, Eighth grade bites (El octavo grado muerde), se publicó en 2008 y fue galardonado con el premio ALA al libro más leído por jóvenes poco dispuestos. Actualmente hay dos partes más: Ninth grade slays (El noveno grado mata) y Tenth grade Bleeds (El décimo grado sangra) y, al igual que el primero, cuentan con unas portadas muy sugerentes, atractivas y fácilmente reconocibles en las que se ve la sombra de un chico con una “happy face” vampirizada.

Tal vez haya sido por el aire fresco que aporta al género, o por lo entrañables que son todos los personajes, o por las situaciones en las que se encuentra su protagonista lo que ha hecho que en Estados Unidos se haya convertido en una revolución. Con un poco de suerte alguna editorial avispada lo traducirá al español para que podamos disfrutarlo todos. Mientras tanto, quienes sepáis inglés (un nivel básico en general), ya podéis descubrir las crónicas de este peculiar vampiro.