Elisabeth Rew, de quince años, entra a trabajar en el Repositorio de Material en Circulación de Nueva York. El Repositorio es una biblioteca muy peculiar, ya que allí lo que se prestan son objetos: paraguas, mesas, juegos de ajedrez... pero también objetos con mucha historia e incluso algunos que poseen magia. Como las botas de siete leguas o el espejo de la madrastra de Blancanieves. Al poco de empezar a trabajar, Elizabeth conocerá los siniestros rumores que circulan por el Repositorio: gente que desaparece, un extraño pájaro que vigila a los trabajadores y objetos que están perdiendo poco a poco su magia.
El legado de los Grimm nos presenta una Nueva York en el que la magia es algo habitual; incluso la hermana de tu mejor amiga puede crear brazaletes de protección con hilos de colores. Estos detalles ayudan a dar realismo y cotidianidad a la Nueva York mágica y, junto a la narración de Polly Shulman, nos dará la sensación que estamos leyendo uno de los cuentos de los hermanos Grimm. También encontraremos guiños a muchos cuentos populares y no tan populares, porque el Repositorio incluso tiene una colección llamada el Legado de Wells con cohetes y rayos miniaturizadores completamente operativos.
Aunque los personajes llegan a ser algo prototípicos, sus personalidades encajan perfectamente en el papel que la autora les da en la historia y se complementan entre ellos. Así que tenemos a Elizabeth, la chica nueva, Marc, el chico guapo e irresistible, Aaron, el friki de la ciencia ficción, y Anjali, la chica por la que babean todos los chicos. Y sí, para los fans de las historias de amor, también habrá un pequeña serie de malentendidos entre dos de los protagonistas.
En definitiva, El legado de los Grimm es un libro sencillo pero completo, lleno de humor, que se lee de una sentada y con una cuidada edición por parte de Nocturna. Una perfecta historia llena de magia que hará las delicias de todos aquellos que busquen un libro con aires de cuento con el que distraerse.