“Hubo un tiempo en que las vidas no estaban escritas.” Así comienza esta historia. Una historia que nos transporta a un futuro distópico (tan en boga últimamente) en el que las vidas de las personas están guionizadas, ofreciendo al Gran Público un espectáculo continuo y convirtiendo a su vez a la gente en protagonistas. Porque, ¿quién no se ha sentido alguna vez invisible? ¿No sería increíble que tu vida fuese seguida por miles de personas? ¿Sentirte protagonista, especial, querido, envidiado incluso?
Jason tiene una de las vidas más vistas del país. Sus cuotas de audiencia son altísimas, sus apariciones en pantalla esperadas por millones de personas y su estilo de vida admirado por muchos de sus compañeros. Pero en uno de los momentos más cruciales de la carrera televisiva de Jason, justo cuando se está planteando reconducir su relación amorosa con Clarissa, algo falla. Minerva, su guionista, la que siempre ha guiado sus pasos y le ha servido incluso de mentora en muchas ocasiones, no da señales de vida. Parece haberse esfumado dejándole sin ninguna indicación sobre cómo actuar en adelante. Por si fuera poco, Jason comienza a recibir en su terminal unos misteriosos archivos. ¡Se trata nada menos que de guiones de otros actores! Nada parece unir a los protagonistas de estas vidas televisadas salvo que sus finales parecen ser de lo más trágicos y que... la mano de Minerva parece estar detrás de cada uno de esas escenas. ¿Quién le envía estos documentos y con qué fin? Es algo que Jason tendrá que decidir si quiere averiguar mientras su carrera pende de un hilo que amenaza con romperse bajo el peso de la audiencia.
Los autores de la historia consiguen dibujar con sus palabras un futuro deslumbrante, lleno de focos y pantallas, tras los cuales el lector irá descubriendo, al igual que lo hace el protagonista de la historia, una realidad mucho menos atractiva y bonita. Incluso peligrosa. La narración atrapa de principio a fin convirtiendo esta historia no sólo en una distopía futurista sino en un thriller que mantiene en vilo al lector hasta que llega hasta el último capítulo. El relato, además, viene intercalado con pasajes enteros ilustrados por el dibujante Pere Ginard confiriéndole mucha más profundidad a escenas que en la novela son sólo vistas por encima.
Este libro, una de las primeras publicaciones de la editorial El Jinete Azul, nos hace reflexionar sobre el futuro de la telerealidad, sobre si todo vale y cualquier sacrificio es válido para mantener en vilo al público, sobre si el espectáculo debe continuar al precio que sea y sobre la importancia de lo auténtico.
Desde El Templo os recomendamos que os atreváis a deambular por La ciudad transparente; seguro que encontraréis alguna vida de vuestro interés. Pero cuidado, a vosotros también os estarán grabando.
Reseña literaria La ciudad transparente, Ana Alonso, Javier Pelegrín, Pere Ginard
Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial El jinete azul