Inglaterra, una tarde de verano de 1658.
Los últimos rayos de sol se filtran entre los árboles del bosque y en torno a los restos de una fogata chilla la mona Zizi y tira de la oreja del joven Luka para que toque. El niño gitano deleita a su prima Emilia con una triste melodía al violín, mientras ella descansa sobre el pelaje de la osa bailarina y acaricia el amuleto de la abuela.
Luka y Emilia están solos, únicamente acompañados por una mona muy astuta, una osa bien glotona, un perro rastreador y una yegua legendaria. El clan familiar ha sido víctima de la tiranía de Lord Protector y permanece arrestado en la prisión de Kingston, acusado de mendigar y practicar la brujería, a la espera de una horca pública que tendrá lugar a finales de mes.
Sólo Luka y Emilia han logrado escapar, y todo estaría perdido para ellos si no fuera por las últimas palabras de la abuela: ahora debéis huir, encontrar a los otros clanes y reunir los cinco amuletos de la Reina de los Gitanos, aquella de la que todos descendemos y que nos privó de la suerte repartiendo el tesoro entre sus cinco hijos.
Poco más de quince días. Éste es el tiempo del que disponen los dos niños para cumplir los últimos deseos de la vieja y evitar una ejecución inminente, embarcándose en una esperanzadora aventura contrarreloj que les llevará hasta los más recónditos parajes del país, con un despiadado y tenaz caza-ladrones a la zaga, allá donde los nómadas hermanos asientan sus caravanas y cuentan historias al calor de las hogueras, allá donde se ocultan las joyas más preciadas de la historia del pueblo romaní, reliquias por las que siempre tendrán que pagar un alto precio, pues de ellas depende la libertad de la familia, aunque Luka se resista a creer.
Resulta interesante esta contraposición de caracteres entre los dos protagonistas, así como la importancia que la historia concede a la esencia de la vida gitana, promoviendo un mensaje de fidelidad y respeto hacia los principios y las raíces de las diferentes clases sociales.
La novela consta de seis episodios, durante los cuales Luka y Emilia tendrán que enfrentarse a innumerables peligros en pos de los amuletos perdidos, arriesgando sus vidas y soportando el continuo rechazo de una sociedad que simplemente recela de lo diferente. Como broche de oro, las últimas páginas las dedica la autora a los hechos detrás de la ficción, algo que no hace más que ampliar los horizontes de esta historia y reforzar el interés por sus personajes.
Cabe destacar la pobre cubierta de la edición española, teniendo como referentes las magníficas ilustraciones con las que otros países han presentado la novela. Terrible handicap para una historia tan encantadora como tiernos sus personajes, que goza de una elaborada ambientación y un ritmo perfectamente regulado, dosificando las pausas con acierto y logrando en el lector una sensación maravillosa al término de la lectura.