Reseña literaria Una arruga en el tiempo, Madeleine L´Engle

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Alfaguara

¿Cómo es posible que una novela que habla de física cuántica, que es un clásico en Estados Unidos, que ya ha sido llevada a la pantalla y que es sólo la primera de la serie de más éxito de su autora se haya convertido ya en un libro olvidado? Quizá la respuesta sea que nos llegó demasiado pronto. Quizá se deba a que se trata de una historia original, extraña, diferente, ecléctica y casi inclasificable. Quizá los jóvenes lectores españoles no estuviesen preparados para leerla entonces... pero tal vez lo estemos ahora.

Una arruga en el tiempo cuenta la historia de Meg Murry, una chica con problemas para adaptarse en el colegio; tiene un carácter peculiar, es muy inteligente y además es hija de una pareja de científicos. Su padre desapareció tiempo atrás en extrañas circunstancias, pero su madre no ha perdido la esperanza de volverlo a ver. Además Charles Wallace, su hermano pequeño, a quien la gente del pueblo toma por un retrasado, es en realidad un extraordinario niño prodigio que, a sus cuatro años, ya piensa y razona mucho mejor que la mayoría de los adultos. Su mente posee una percepción muy sensible que le permite ver más allá de las apariencias. Es por esto por lo que Charles Wallace resulta ser el primero en adivinar que detrás del trío de extravagantes ancianas conocidas como la señora Qué, la señora Cuál y la señora Quién se esconde un increíble secreto que puede llevar a ambos hermanos hasta otros mundos. Es así como Charles Wallace, Meg y su amigo Calvin O’Keefe descubren lo que es un teseracto, es decir, una arruga en el tiempo, y guiados por estas tres mujeres emprenden un viaje a través de diversos planetas en busca de su padre desaparecido. En ellos conocerán a gente sorprendente, recorrerán paisajes misteriosos y se enfrentarán a grandes peligros, para encontrarse finalmente con que el mayor defecto de Meg puede ser su mejor aliado y el más preciado don de Charles Wallace puede suponerle su perdición. ¿Hasta dónde les llevará la “arruga en el tiempo”? ¿Encontrarán al desaparecido señor Murry? ¿Qué es el enigmático ELLO, y de qué está formada esa misteriosa nube de oscuridad que amenaza a algunos de los mundos?

Una arruga en el tiempo es una novela difícil de definir. Se podría decir que es una mezcla de fantasía y ciencia-ficción con toques “New Age”. Fue publicada en inglés por primera vez en 1962 y en su trama ya aparecían conceptos manejados por la física cuántica, que entonces sonarían extraños a los jóvenes lectores pero que no resultan tan desconocidos para el lector actual. Quizá debido a esto el libro pasó nada menos que por las manos de veintiséis editores antes de ver la luz. Pese a ello, una vez publicado se convirtiéndo en un clásico por derecho propio, con más de 70 ediciones hasta el momento. La historia no tardaría en crecer hasta convertirse en la llamada Serie de Kairos, compuesta por dos tetralogías: por un lado, The Time Quartet o “primera generación”, que comprende los títulos A Wrinkle in Time (1962), A Wind in the Door (1973), A Swiftly Tilting Planet (1978) y Many Waters (1986), y tiene como protagonistas a los hermanos Murry; y por otro, la “segunda generación”, cuyos personajes pricipales son los O’Kefee, y que está formada por las novelas The Arm of the Starfish (1965), Dragons in the Waters (1976), A House Like a Lotus (1984) y An Acceptable Time (1989). El primer título fue publicado por Alfaguara en el año 1988, pero actualmente está descatalogado, y nos tememos que los otros libros de la serie ni siquiera llegaron a publicarse en España. Disney llegó a rodar una película para televisión basada en esta primera novela, pero tampoco llegó a España, aunque por lo visto en este caso no nos perdíamos mucho: hasta la propia autora reconocía que la película era mala.

Hace muy poco que Madeleine L’Engle pasó a ser una “autora de ayer”: falleció en 2007 tras una carrera repleta de éxitos literarios. Es conocida en Estados Unidos precisamente por su extensa bibliografía compuesta sobre todo por novelas de fantasía para jóvenes. Sin embargo, sus años de gloria coincidieron con una época en la que en España no se publicaba mucha literatura fantástica, lo cual podría explicar por qué resulta tan desconocida para nosotros. Además de ser escritora, trabajó como profesora y como bibliotecaria y siempre fue una voraz lectora y una mujer de mente abierta a la que le interesaban mucho los avances cient í f icos, algo que se ve reflejado en su obra. Sin embargo, esto no estaba reñido con unas profundas creencias religiosas: Madeleine L’Engle era episcopaliana, una rama del cristianismo que cree en la salvación universal debida a la bondad infinita de Dios. Y ciertamente hay un matiz religioso en su obra, que se aprecia también en Una arruga en el tiempo; esto provocó reacciones contradictorias ante sus libros: mientras que algunos críticos la acusaban de ser demasiado religiosa, había librerías cristianas que prohibían sus obras por todo el país.

Polémicas aparte, Una arruga en el tiempo sigue siendo, a pesar del medio siglo que ha pasado desde que se escribió, una novela ágil, amena, emocionante y, sobre todo, tremendamente original en algunos aspectos. Ojalá pudiésemos arrugar el tiempo y regresar a la época en la que era fácil de encontrar en todas las librerías. Y si no, pues sólo nos queda desear que después de un breve salto al futuro podamos volver a verla “rescatada”, pero esta vez acompañada del resto de libros de la saga. Desde la Tierra hasta Camazotz, desde Marte hasta Uriel, los mundos de Madeleine L’Engle aún merecen ser explorados.