Autor: Lisandro Nicolás de la Cruz Urquiza
Páginas: 389
Editorial: Autores de Argentina
Bilogía: 1/2
Sinopsis:
La novela relata la historia de Sebastián, un padre soltero quien se muda a un pequeño y pintoresco pueblo llamado “Aldea del Norte, un barrio, no un pueblo”, junto a su hijo adolescente Aurek. Ambos comparten similitudes en cuanto a lo físico, siendo la más llamativa portar una cabellera de color rubio y ojos de color casi amarillos. Además de eso, ambos tienen una forma muy peculiar de comunicarse, teniendo por momentos diálogos tan bizarros como interesantes.
Si bien la historia se centra en la relación padre – hijo de los protagonistas, crearán lazos con la gente del lugar que simpáticamente los bautizó como “Los Chicos Rubios”, y allí cada uno tendrá sus vivencias. Aurek conocerá nuevos amigos y una novia con quien compartirá intereses afines al mundo de la música. Sebastián, por caso, será quien lleve adelante el estandarte de ser “el héroe” de esta historia, al descubrir que su mejor amigo en el pueblo está enamorado de él.
Esto hará que el joven papá deba librar batallas contra sus furibundos padres, una ex esposa que después de muchos años regresa y la más difícil de todas: la que deberá pelear contra él mismo.
Reseña:
"Si tenés la oportunidad de ser feliz, no la pierdas pues el tren no siempre pasa dos veces"
La historia comienza con Sebastián y Aurek, papá e hijo, viajando a "Aldea del Norte". ¿la razón? Sebastián consiguió un puesto de trabajo en una ciudad cerca de su nuevo hogar.
Aquí conocerán un montón de personajes pintorescos y simpáticos pero habrá uno que hará que el papá Sebastián sienta cosas que nunca antes había sentido. Se trata de un modelo/empresario de acénto francés que le moverá el piso.
"A tu lado no tengo miedo de nada y confío en vos como no lo hice nunca con nadie, sos todo lo que siempre quise y lo que siempre soñé tener"
Sebastián es un personaje que demostró tener un espíritu joven y con un sentido del humor envidiable, pero también demostró ser el personaje más maduro del libro.
Si hay algo que abunda en esta historia, es el amor, y no solo el amor hacia otra persona, sino el amor propio, porque a pesar de que Sebastián nunca sintió nada por algún hombre, cuando se le aparece Oleg, no piensa ni un segundo, pero ni una milésima de segundo en el "qué dirá la gente". Él solo pensó en su hijo.Caso totalmente contrario al de su mamá, a la cual esto le preocupaba demasiado.
"A veces no sentimos atracción física hacia alguien, sino sentimental. Te enamorás de su alma, y dicen que eso es muy jodido de reparar"
Por cierto, Sebastián tiene la hermosa costumbre de andar para todos lados con el mate, y me pasó lo mismo que cuando leí "Eterna Clara" que era que los personajes me hacían desear y por ende me pasé leyendo TODO EL LIBRO con el mate al lado.
Aldea del Norte me pareció el pueblo (cierto que es un barrio, no un pueblo) más bonito del que haya oído jamás, ya que las casas son de madera, están rodeados de árboles y hay un lago cerca. En mi cabeza me imaginaba un paraíso.
Esta historia fue una montaña rusa de sensaciones... me reí, me sorprendí, me enojé, me enamoré, sentí ternura y curiosidad. Morí con algunas escenas humorísticas, no podía evitar reírme de algunas ocurrencias.Y más allá de leer una buena historia te quedas con la enseñanza de que uno debe ser feliz, sin interesarle lo que puedan pensar los demás. En conclusión la amé y la super recomiendo. La segunda parte ya se publicó y se llama "Oleg y los chicos rubios" y muero muero muero por leerla.
¿Conocían esta historia? ¿La han leído?