La mayoría de las personas sólo utilizan una cuarta parte de su capacidad pulmonar porque respiran de manera superficial. Sin embargo, respirando profundamente, aumentamos los niveles de oxígeno en nuestro torrente sanguíneo, al mismo tiempo que aumentamos la circulación y le damos a nuestro metabolismo un empuje. Con el consiguiente cambio en el metabolismo, dispondremos de más energía y se quemarán más calorías.