Volvemos con otra nueva experiencia: el tapizado.
Se trata de un encargo al que decidí lanzarme sin tener conocimiento alguno en el tema. Pero con Internet todo es posible... además quien me lo encargó me dio total libertad y confianza, cosa que te inspira y emociona para ponerte a ello. Y así lo hice.
Esta era la silla en cuestión...
Por el sitio al que querían destinarla le propuse un cambio de look total. Y lo aceptó encantada. Así que... ¡a disfrutar!.
Comencé quitándole el tapizado viejo, y según fui a quitarlo me percaté de que era un tapizado un poco chapucillas, hecho con cola caliente en vez de grapas y costuras. Y al quitarlo, ¡sorpresa!
Apareció el antiguo tapizado, el original. También lo quité. Pero este con mucho cuidado para guardar el despiece que usaría como patrón para la nueva tela.
El relleno que llevaba dentro tenía buen aspecto y parecía estar en buenas condiciones, así que no lo toqué. Le solté el asiento y la preparé para comenzar con el lijado .
Una vez protegida la esponja para no dañarla, lijé la silla, le di una mano de imprimación y dos de esmalte blanco.
Para después desgastarle algunas zonas dándole un efecto envejecido y seguidamente barnizarla para darle mayor protección.
El tapizado:
Corté las piezas según los patrones que obtuve de la tela antigua.
Y los cosí.
Hice una primera prueba en la silla con alfileres y así asegurarme de su correcta colocación.
Seguido, comencé a graparla del centro a las esquinas tensando la tela pero sin excederme, lo justo para quitar las arrugas y/o pliegues.
Finalmente quedaba el remate con el que daría por terminada esta obra de arte.
Pegar el ribete que disimularía las grapas con cola caliente y volver a sujetar el asiento a la base, lo cual hice con grapas.
Y he aquí una sesión de fotos de la estrella en cuestión...
Preciosa ¿verdad? A mi así me lo parece, estoy encantada con la experiencia. Realmente satisfactoria y gratificante.
Hasta pronto.