Antes de nada, hay que indicar que es necesario reservar. Por otro lado, si tienes suerte u opción a elegir, intenta que la mesa sea en el comedor de abajo. El de arriba, parece un salón de bodas, por la cantidad de comensales y de camareros cruzando continuamente el comedor y el bullicio.
Disponen de una carta tradicional, con entrantes, pescados, asados y carnes y un apartado con recomendaciones estacionales y otro con platos "más creativos". Todo muy apetecible.
Tienen también un menú degustación, con 5 platos que incluye, por supuesto, uno de cochinillo, postre, vino y café por 49 €/pax.
Nosotros queríamos ir a por cochinillo, así que por una vez, no optamos por el menú, elegimos un par de entrantes y el plato principal. Pedimos una de las recomendaciones de temporada: "Las sardinas y anchoas curadas del mar de Castilla con aguacates y tomate del "cercao". Cuando llegó, vimos que el ingrediente principal era el queso de cabra, completamente ausente en el título del plato (eso pasa por ser tan escueto a la hora de poner nombres, jeje). Lo reclamamos y nos lo pusieron un poco en duda, llegando incluso a traernos la carta de nuevo para demostrarnos... que efectivamente no aparecía el queso por ningún lado. Así que, recogieron el plato y nos lo trajeron de nuevo, esta vez sí, sin queso. Estaba muy rico.
Pedimos también un chorizo a la sidra. Estaba rico pero no fue una elección acertada. Plato enorme para solo 2,5 comensales (íbamos con un niño) y teniendo después un cerdito esperando... Nos salía el chorizo por las orejas y aún así, sobró.
Y por fin, el momento más esperado. Llegó nuestro cochinillo. Momento de fotos, al animal entero, momento fotos al partirlo con el plato y por fin, momento trozo de cochinillo en el plato. Impresionante. Crujiente por fuera, muy muy crujiente y tierno, tiernísimo por dentro. Francamente bueno.
Y de postre, como curiosidad también, nos tocaron dos cartas diferentes... pedimos unos "Raviolis crujientes con chocolate", creo que se llamaban. Si tenéis suerte y os toca la carta que los incluye, no dudéis en pedirlos. Fue el remate perfecto para una comida perfecta.
Acompañamos la comida con vino de la casa: Pago de Carraovejas. Un vino exquisito. Queríamos copas sueltas porque teníamos que conducir, nos dijeron que sin problema, pero nos trajeron la botella entera y la botella entera nos cobraron, aunque se quedó a medias.
Y con la cuenta, unas huchas de cerdito para los dos pequeños. Buen detalle.
La cuenta, 115 €, incluyendo también una botella de agua y un café a precios anecdóticos. Lo que más sube, el cochinillo a 25€/ración.
No es barato, pero si estás por Segovia y te quieres asegurar un buen cochinillo segoviano, yo no lo dejaría pasar.