Llevo un tiempo detrás de un radiador antiguo de hierro fundido para sustituir alguno de los de aluminio que tengo en casa. Y por fin encontré uno a un precio asequible en una web de segunda mano. Remarco lo de asequible porque los precios de todo aquello que hasta hace poco tirábamos sin contemplaciones se están poniendo por las nubes.
El proceso para restaurarlo ha sido bastante sencillo y rápido pero requiere una buena limpieza interior para que el funcionamiento, una vez se instale, sea el óptimo. Para ello hay que retirar las válvulas que, seguramente, estarán fuertemente unidas al radiador a causa del óxido y del paso de los años; esta tarea precisa mucha fuerza o bien la ayuda de un soplete.
Una vez hayamos quitado las válvulas introducimos vinagre en el interior para limpiar bien el oxido, dejándolo unas horas y girando el radiador de tanto en tanto para que el vinagre llegue a todas partes. Veremos que el líquido que saldrá de esta limpieza está extremadamente sucio por ello os aconsejo que lo hagáis en un un taller de trabajo o tapéis el suelo a conciencia.
Finalizado el proceso de decapado hay limpiar bien con disolvente y cepillar y lijar todos los rincones para retirar los restos de polvo y partículas de pintura que puedan quedar enganchadas. Esta parte es importante para que las capas de pintura queden lisas y sin imperfecciones.
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