Reto de agosto: disfrútalo

Por Valedeoro @valedeoro

Written by valedeoro  //  09/08/2013  //  felicidad  //  No comments

Si vives en el hemisferio norte puedes llegar a la conclusión de que el agosto es una especie de paraíso temporal. Durante todo el mes de julio las personas de mi alrededor estaban deseando que llegara agosto. La motivación de levantarse por las mañanas era estar más cerca del mes bendito, cuando finalmente se cumplen todos los deseos de descanso, actividades alternativas.

¡Vaya expectativas que tendrá que cumplir este mes!

Expectativas, realidades y otras inconveniencias

Agosto iba ser divino y ahora resulta que hace demasiado calor como para hacer nada. Ni siquiera puedes descansar, porque la temperatura (o el resfriado por culpa del aire acondicionado) impide que duermas bien. Además está todo cerrado, así que ni siquiera puedes resolver todas estas cosas que quedaron pendientes desde la primera mitad del año. Y para colmo, parece que todo el mundo ha tenido la misma idea de irse de vacaciones, así que los precios están por las nubes y hay demasiada gente.

Así no es como te lo habías imaginado.

A pesar de que el año pasado te pasó exactamente lo mismo. Y el anterior también.

El reto de agosto: no te quejes

Agosto es lo que es y ni tus deseos ni tus expectativas cambiarán la calor, la multitud de gente o la oferta de transporte público. Sin embargo, este agosto puede convertirse en el mejor mes de este año. Tu reto de agosto: basta con los comentarios negativos. Practicarás lo de detectar lo positivo, remarcar lo que funciona, prestar atención a los aspectos agradables de tu agosto.

A nivel práctico eso significa que no harás ninguna queja durante este mes. Si estás acostumbrado a quejarte por todo (aunque lo llames “ser realista”), no podrás evitar fijarte en lo que no te gusta. Pero sí puedes decidir conscientemente que no contagiarás a tu alrededor con estos pensamientos negativos. Busca algún aspecto positivo. Haz algo. O cállate.

¿Qué hago con las quejicas que me rodean?

Las quejas, al igual que los rumores, se potencian en grupo. Si una persona empieza a quejarse y todos quieren añadir su granito de desgracia. La calor, la política, el exceso de sal en la paella, parece que todo vale para que fluya la conversación. Aunque estés de vacaciones, es posible que no puedas evitar del todo estas conversas. Así que tienes estas opciones:

  • Toma el toro por los cuernos y anunciar que estás realizando un reto de agosto para dejar de ver el mundo tan negro y que por ello has decidido renunciar durante un mes a las quejas sin resultados.
  • Cambia de tema o busca una razón para acercarte a otro grupo.
  • Utiliza la conversa como un campo de entrenamiento, buscando una alternativa a cada queja que resalte lo positivo. Así no te marcharás, practicarás el pensamiento positivo y no caerás en la tentación de quejarte por inercia (porque estarás mentalmente ocupada).

No soy negativa, soy realista

Ser positivo es igual de realista que ser negativo, porque la realidad son las emociones que evocas con tu actitud. Es real que el termómetro marque 30ºC. Que esta temperatura sea insoportable o la excusa perfecta para ir a la playa depende de tu actitud. Al hecho real, es decir, a la temperatura le da perfectamente igual lo que tú pienses al respecto.

Lo mismo pasa con el semáforo en rojo, los cambios de tu entorno de trabajo o el exceso de canela en el fricandó. Por “comentarlo” con tus amigos y colegas no cambiará nada. Acepta la situación tal como es o implícate para buscar una solución constructiva: habla con el cocinero, apúntate a un curso de lo que necesites. Quejarte no te sirve para nada más que para amargarte la propia existencia.