REVOLUCIÓN CHANEL
Vemos todo el tiempo en desfiles, modelos, bloggers looks muy vistosos y llamativos que nos quedamos mirando con admiración como si fuera parte de un espectáculo estupendo que nos gustaría imitar, pero nos preguntamos…. ¿Es posible llevar esto a la calle? De todos modos, estos looks que por momentos son imposibles, no solo podemos percibirlos ahora, sino que también décadas atrás veíamos algo similar.
En la década de 1950, predominaba la idea de la femineidad. El objetivo era destacar al máximo las curvas, con cinturas fajadas, camisas entalladas y faldas anchas que daban una imagen de una mujer sensual y a la vez glamurosa. Pero en ocasiones llevar estas prendas no era muy confortable y no se adaptaba de la mejor manera a la actividad que tenía que realizar día a día la mujer de la época.
Todo cambió cuando, ni más ni menos que a la mítica Coco Chanel, propone un nuevo estilo, repleto de vestidos, faldas y abrigos simples y prácticos, conociendo las necesidades y exigencias de las mujeres. En palabras de ella misma: “Los modistos han olvidado que hay mujeres dentro de los vestidos, la mayoría de ellas se visten para los hombres y desean ser admiradas, pero también deben poder moverse, subir a un coche sin que se revienten las costuras. La ropa debe tener una forma natural”. Esta nueva colección incluía el inmortal traje Chanel. Permitía a la mujer verse femenina y a la vez sentirse cómoda y así poder realizar sus actividades con más soltura y seguridad. Su reconocimiento no tardó en llegar. El nuevo conjunto que consistía en una falda recta y una chaqueta de lana sin cuello adornada con un cordón de color se convertía en muy poco tiempo en símbolo de elegancia y en una pieza indispensable para toda mujer urbana.
Hoy en día décadas después, este traje sigue llevándose ya sea combinándose solo la chaqueta o la falda por separado, en todos los colores y telas del mercado dando prueba una vez mas de su funcionalidad.
Entre Zapatos, Carteras y Vestidos
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