La mitología nos cuenta que el dios Júpiter se enamoró de Cynara, una preciosa doncella de rubios cabellos, al ser rechazado por ella, la “castigó” convirtiéndola en Cynara scolymus, en alcachofa.
Los griegos y los romanos gustaban de su consumo, pero fue Catalina de Medicis, durante la Edad Media, la que la introdujo en la corte italiana, cuando en aquella época creían que comerla no era buena para la salud.
Originaria del norte de África, su nombre deriva de un vocablo árabe que alude al peculiar aspecto de los pétalos por los que está compuesta. Y es que sus múltiples hojas poseen la forma de miles de lenguas, lo que dio lugar a la palabra “alcachofa” que significa “lengüetas de la tierra”.
Es temporada de alcachofas, tiernas, frescas, diuréticas, digestivas, antioxidantes y no dejo pasar por alto ésta riquísima verdura de blando y carnoso corazón y sustanciosos y exquisitos pétalos, de tan especial sabor, entre mineral y ferroso, rústico pero a la vez delicado que combina a la perfección con cualquier otro ingrediente ya sean carnes o pescados.
En ésta ocasión no me pude resistir a preparar un revuelto de la siguiente forma:
Lavar los alcauciles sacudiéndoles debajo del agua.
Raspar el tallo, cortándoles un trozo y sacarles las hojas externas, las más duras, cortándoles un trozo de las puntas de las hojas que quedaron.
Cortarlos por la mitad y echarlos en un bol sumergidos en agua con un chorreón de limón a fin de que no ennegrezcan.
Mientras limpiar los champiñones y cortarlos en cuatro trozos. Reservándolos.
Limpiar los langostinos y reservar su carne.
Picar dos o tres dientes de ajo, una ramita de perejil y jamón serrano en taquitos pequeños.
Poner en una olla suficiente agua como para cubrirlos, agregar una cucharadita de sal llevándolos a ebullición, cocinándolos hasta que se les pueda arrancar una hoja fácilmente.
Se sacan inmediatamente del agua y se ponen a escurrir, boca abajo en un colador.
En una sartén echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra (uso actualmente de Riogordo, malagueño) y una vez caliente incorporar los ajos picados, los langostinos y las alcachofas, manteniéndolos en el fuego unos minutos dándoles la vuelta, procurando que no se quemen.
Agregar las gulas dejándolas hacer durante un minuto.
Incorporar el jamón serrano y el perejil.
¡¡ Buen provecho !!