El que Rigoberta sea Premio Nobel de la Paz prestigia en algo este premio que para muchos de nosotros está ya muy desprestigiado. Con los últimos acontecimientos protagonizados por el Premiado Obama, aún más.
En estas próximas elecciones, como representante de las comunidades índigenas de Guatemala, hará alianza con Aníbal García, del Frente Amplio de Izquierda. Según la líder indigenista toda su gestión estará enfocada a la reivindicación de los pueblos indígenas.
Rigoberta Menchú ha dedicado gran parte de su vida a la lucha, denuncia y reivindicación de los derechos humanos de la población guatemalteca y específicamente de los derechos indígenas.
Nació en 1959, en Chimel, una pequeña aldea del Quiché guatemalteco. Desde muy pequeña trabajó en los grandes latifundios y a los 19 años entró a militar en el Comité de Unidad Campesina.
En septiembre de 1979 su hermano menor fue secuestrado y asesinado por el Ejercito que llevaba a cabo la campaña feroz y brutal de "tierra arrasada". Su madre fue violada y torturada por los soldados hasta morir. En 1980 su padre murió carbonizado en la Embajada de España en Guatemala, junto con otra treintena de guatemaltecos que habían ocupado la embajada para protestar por el genocidio que se estaba comentiendo contra el pueblo indígena. Murió durante el asalto policial que se perpetró contra la sede diplómatica.
Con 21 años ya había vivido toda este horror y con esa edad se refugió en México, en la provincia de Chiapas.
El genocidio cometido contra el pueblo índigena guatemalteco, instigado por EEUU, es para muchos europeos un gran desconocido. Más de 440 pueblos fueron destruidos totalmente, más de 100.000 civiles asesinados o desaparecidos, más de un millón de desplazados internos y más de 200.000 personas huyeron a México.
La desaparición, el asesinato, la tortura y las ejecuciones no fueron actos aislados de miembros del ejercito de Guatemala. Las violaciones de derechos humanos fueron planificadas fríamente en torno a una mesa de trabajo y en base a una política de tierra arrasada decidida en las más altas instancias del Estado. Una política destinada a eliminar a miles de opositores del Gobierno. Las víctimas de esta barbarie fueron, en su mayor parte, índigenas.
El peor periodo de violencia fue entre 1982-1983, cuando fuerzas contra-insurgentes promovieron una campaña de represión sistemática de genocidio contra la gente Maya. Tortura extrema, mutilación y violencia sexual se convirtió en moneda común. Este periodo de dos años se conoció como el “Holocausto Silencioso".
Como dice Eduardo Galeano "una tierra desgarrada por el ejercito, violada por los mercaderes, despreciada por todos. Una tierra ensangrentada, donde Rigoberta Menchú intento alzarse sobre sus ruinas".
Le deseo todos los éxitos en su carrera presidencial. Tuve el privilegio de conocerla hace unos años y aún recuerdo la serenidad y la fuerza con la que describía el horror vivido por su pueblo.