Ya estoy de vuelta. Han sido unos pocos días pero extraordinarios no sólo por la belleza de una ciudad con tanta historia sino porque he podido conocerla al lado de la persona más importante de mi vida: gracias por el helado frente a la Fontana, por las risas cuando viste la cara de tonta que se me quedó con el precio de aquella cena, por sufrir bajo el sol infernal con tal de que memorizase cada rincón del Coliseo, por cargar conmigo escaleras arriba para que no me perdiese las vistas desde la cúpula de la Basílica, por madrugar sólo por tenerme contenta, por comer tanto prosciutto melone ( antojos de una)...y sobre todo gracias por estos últimos 7 años en especial y este último año en particular.
Ya estoy de vuelta. Han sido unos pocos días pero extraordinarios no sólo por la belleza de una ciudad con tanta historia sino porque he podido conocerla al lado de la persona más importante de mi vida: gracias por el helado frente a la Fontana, por las risas cuando viste la cara de tonta que se me quedó con el precio de aquella cena, por sufrir bajo el sol infernal con tal de que memorizase cada rincón del Coliseo, por cargar conmigo escaleras arriba para que no me perdiese las vistas desde la cúpula de la Basílica, por madrugar sólo por tenerme contenta, por comer tanto prosciutto melone ( antojos de una)...y sobre todo gracias por estos últimos 7 años en especial y este último año en particular.