Abundan las referencias de tan delicioso tubérculo en el Siglo de Oro, desde Cervantes o Quevedo a Lope, cuando escribían o hablaban de 'patata', se refieren a las batatas, incluso en el caso de Santa Teresa de Jesús y las famosas patatas que le enviaron desde Sevilla, debe entenderse que lo hacía de esa 'patata de Málaga', o sea, de la batata..
La verdadera patata, la “papa” como la llamamos los malagueños, al igual que la denominaban los indígenas del Nuevo Mundo, como hoy la llaman en toda la América hispanohablante, en Canarias y también en gran parte de Andalucía, no llegaría a Europa hasta bien entrado el siglo XVI y su consumo humano no se generalizó hasta finales del XVIII.
Sólo dos cosas tienen en común la patata y la batata: ambas son tubérculos, ambas crecen bajo tierra…y hasta ahí; ni siquiera son “parientes”.
Ipomoea batatas, tiene los siguientes nombres en español: bataca, batata, boniato, buniato, camote, moniato, moniatos, patata dulce, minina, chaco, “patata de Málaga” y “rosa de Málaga”.
La humilde batata, alimento que se le asocia a tiempos de privaciones, de hambre, de penuria; tan popular en la Málaga antigua, en la Málaga de la posguerra y que con el paso de los años, seguía siendo una delicia para mis mayores.
No puedo olvidar las ollas de batatas cocidas con castañas…dulces meriendas de mi niñez.Aún cierro los ojos y percibo el maravilloso olor de las batatas asadas, liadas en papel de orillo entre las brasas del carbón encendido de la hornilla de mi abuela, aún puedo ver resoplando a mi madre sus puntas de los dedos al pelar las recién asadas batatas, me maravilla el color, de un naranja vivo y me deleito con el dulce sabor….
BATATAS ASADAS (Pinchando AQUI)
La patata dulce de Málaga, la patata rosa….seña inequívoca de días invernales, que aún hoy en día se cultiva en la costa oriental malagueña, seguir consumiéndola es un homenaje a mi madre, a nuestra memoria, a nuestra cultura e idiosincrasia; en definitiva una apuesta por su conservación, por recordar esos sabores malagueños.
¿Como cocerlas?
Sencillamente, sin pelar, enteras cocerlas en agua, de tal forma que queden cubiertas, hasta que pinchándola con un tenedor se note blandita.
En ésta ocasión, la he “machadado” con un tenedor y la he regado con miel de caña de la Axarquia malagueña…..
Un dulce placer.
Recuerden mi consejo: disfruten de mi tierra……