Así que como apetecen planes más caseros y tranquilos en casa ¿cuáles son los sitios de mayor recogimiento? ¡Las iglesias, los conventos y los monasterios! Pues allá que nos transportamos virtualmente y nos colamos en sus cocinas para buscar recetas monacales. Y yo, sigilosamente y con gran recogimiento, me he colado en la cocina de Sor Liliana y Sor Beatriz, ¡las monjitas más famosas de la blogosfera!
Veréis...yo fui a colegio de monjas hasta 8º (cuando aún existía la EGB) y recuerdo con cariño a algunas de mis monjitas como Sor Rosa (la dulzura personificada), Sor Teresa (un sargento mayor), Sor Avelina (que, por su tamaño, daba un pelín de susto a los más peques) o la Madre Superiora (que olía a un perfume que me fascinaba) así que para todas ellas va dedicada la entrada de hoy, por todo lo que me enseñaron y me cuidaron en mi niñez.
La receta que he "sustraído" (¡Ave María Purísima!) del convento de Sor Liliana y Sor Beatriz son estas pastas de viaje que, como ellas dicen en su vídeo, están hechas con mucho amor. Es una receta de lo más tradicional y TS pero que yo he adaptado al tamaño de casa...y corregido porque en la receta de las monjitas ¡hay mantequilla para parar un carro! jajajajajaja ¡Os aseguro que están deliciosas!
Ingredientes: 37 g mantequilla; 110 ml leche; 60 g azúcar; 225 g harina; 2 yemas huevo; 1/2 cucharadita levadura; 1 huevo batido para barnizar.
Preparación: Poner la harina en el bol del robot y mezclar con la levadura. Hacer un hueco e incorporar las yemas y la mantequilla blandita y envolver la masa.
Añadir poco a poco la leche y continuar amasando. La masa tiene que quedar ni muy dura ni muy blanda. Añadir el azúcar sin dejar de amasar y dejar reposar durante 5 minutos. La masa queda suave pero es mejor ir rápidas a la hora de trabajarla porque si no se vuelve pegajosa.
Hacer bolitas y estirar en forma de churros (¡yo, lo reconozco, no tengo el arte de las hermanas!). Las juntamos por cada extremo y les damos vueltas de forma que quede como un ocho retorcido y la cerramos en forma de rosquillas. Colocar en la bandeja del horno forrada de papel.
Barnizar con huevo batido. Hornear a 180º C (arriba y abajo con ventilador) durante 14 minutos. Sacar y dejar enfriar en la bandeja porque son frágiles cuando están calientes. ¡Están riquísimas!
Pues con esta receta "celestial" participo en la iniciativa #elhábitosíhacealmonjeTS y enseguida me voy a ver qué otras maravillas han preparado el resto de participantes. ¡La paz sea con vosotr@s!