Ruido, salud, estrés, corazón y ansiedad

Por Anahigemma @anahigemma

Estamos tan acostumbrados a soportar el ruido que nos rodea, que no somos conscientes de las consecuencias que puede tener en nuestra salud. El ruido es un factor estresante que nos puede llegar a enfermar. Si estamos a expuestos a niveles de ruido diurno por encima de los 65dB de forma continua, puede generarnos estrés crónico, con las consecuencias que esto puede tener sobre la salud.

¿El ruido de los coches no os deja dormir p or la noche? ¿Vivís cerca de una estación de tren? ¿O de un hospital con entrada de emergencia para ambulancias? ¿Soléis escuchar la música con auriculares y su nivel a tope? ¿Vuestro vecino tiene siempre la tele a todo volumen? Si habéis respondido afirmativamente más de dos respuestas, quizá os interesará saber que el ruido puede quitaros años de vida, y no es ninguna broma.

Según algunos estudios, más de 9 millones de personas en España conviven con niveles de ruidos que sobrepasan los niveles recomendados y según datos de la OMS se calcula que en Europa cada año se pierden 587.000 años de vida ajustados por discapacidad sólo debido a las molestias que produce el ruido.

" A éstos hay que sumar hasta un millón de años perdidos por trastornos del sueño provocados por el ruido o 61.000 por cardiopatía isquémica" añade Jesús de la Osa, coordinador del informe "Ruido y Salud ", elaborado por el Observatorio Salud y Medio Ambiente de DKV, GAES y ECODES.

La principal molestia producida por el ruido es "l a alteración del sueño, además de la aparición de trastornos psicológicos como estrés o ansiedad, problemas cardiovasculares, alteraciones del sistema inmunológico, falta de memoria y dificultades de aprendizaje" apunta de la Osa, quién añade que "por la noche la OMS marca unos exigentes niveles de ruido menores de 30 dBA durante 8 horas para garantizar plenamente el sueño".

La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que 10 millones de europeos están expuestos a niveles de ruido de más de 75 dB, y su tenemos en cuenta que el umbral de ruido diurno establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se sitúa en 65 decibelios (dB), ya tenemos un problema que nos acecha.

La exposición prolongada a estos altos niveles de ruido puede provocar lesiones en el oído que irán destruyendo las células del oído interno, responsables de la audición. Para evitarlo los especialistas recomiendan proteger nuestros oídos del ruido con protectores adecuados. Pero eso no es todo:

Si escuchamos música con auriculares es recomendable no superar el 60% del volumen máximo del aparato y utilizarlo menos de 60 minutos al día, y siempre que sea posible utilizar aparatos con limitador de volumen para no rebasar los niveles saludables.

La pérdida auditiva conlleva consecuencias que afectan a nuestra vida cotidiana:

1.- dificulta las relaciones sociales,

2.- disminuye el rendimiento académico y laboral,

3.- limita las oportunidades de trabajo,

4.- provoca sentimiento de aislamiento, soledad y depresión.

En el caso de los más jóvenes, experimentar este tipo de trastorno de forma temprana les afecta en la comunicación con los demás, el desarrollo cognitivo, el desarrollo socio-emocional, los resultados académicos o las oportunidades laborales. ¿Os parece poco?

Además, podríamos decir que nuestro corazón tiene oídos. Existen estudios que señalan que las exposiciones diarias crónicas a niveles de ruido por encima de 65 dB o las exposiciones agudas superiores a los 80-85 dB pueden ocasionar alteraciones cardiacas a largo plazo, aunque los afectados no aprecien síntomas de enfermedad.

Y es que a partir de estos niveles de ruido nuestro organismo responde activando las hormonas nerviosas y aumentando la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la vasoconstricción y espesando la sangre. Como curiosidad, por cada decibelio por encima de los 65 dB aumentan un 5,3% los ingresos hospitalarios, sobre todo por causas cardiovasculares.

Las personas mayores son las más vulnerables a sufrir este tipo de problemas, por lo que deben aumentar las precauciones. Según algunos estudios realizados, existe relación entre el ruido y los infartos cerebrales y apuntan que por cada 10 decibelios que se incrementa el ruido ambiental la posibilidad de sufrir un ictus cerebral crece un 14% en mayores de 65 años.

Para combatir esta problemática, los especialistas modificar los hábitos cotidianos que pueden propiciar el daño auditivo. Limitar el volumen de los reproductores de música, evitar lugares ruidosos, no molestar a los vecinos con ruidos innecesarios, utilizar más el transporte público o conducir de forma más eficiente y sin tocar el claxon de forma innecesaria, son medidas que podemos adoptar para reducir los niveles de ruido y disminuir los efectos negativos que tiene sobre nuestra salud.

Cambiando hábitos cotidianos como disminuir el volumen de reproductores de audio, televisiones o equipos de música, utilizar protecciones adecuadas o mantenernos distanciados de los altavoces cuando asistamos a conciertos o discotecas, podemos garantizar un entorno más silencioso y óptimo para nuestro organismo.

Mi sugerencia para hoy es que os pongáis a dieta: con la dieta sin ruido. Vuestros oídos, vuestro corazón y vuestra salud os lo agradecerán!!!

Besos desde mi blog!!!