Rústico y con encanto

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Hoy os mostramos dos de esos accesorios decorativos llenos de encanto por su sencillez, su sabor rústico y su factura manual. Pequeños auxiliares destinados a facilitar la vida doméstica de cualquier casa de algún pueblecito de Castilla León, que son de donde provienen. Nos imaginamos al dueño de la morada en las noches de invierno, junto a la chimenea, dando forma a un trozo de madera hasta convertirlo en algo útil y provechoso para el hogar. Un legado del que ahora presumimos en nuestras viviendas con otro sentido y otra oportunidad, la de simplemente decorar.
¿Recordáis el vasero del que os hablábamos hace unos días en otro post? Éste que os mostramos tiene la peculiaridad de su doble baldita. La superior, para el vaso de agua, y la inferior, para dejar cualquier pequeño objeto antes de ir a dormir. Así nos la encontramos y así la hemos transformado con un poco de pintura blanca y algo de lija.




No os vamos a engañar si os decimos que no sabemos muy bien para qué servía este otro utensilio... quizás para contener la sal, o los ajos... Aunque da igual, su belleza es innegable, incluso con las pequeñas marcas de carcoma (tratada) en uno de los laterales. Un poco de pintura lavanda y algo de lija la transforman en un posible y precioso florero.





Objetos del pasado recuperados para lucir con nuevos y renovados aires en el hogar actual.
Y de nuevo nos reunimos con Marcela en su cita de los viernes. ¡Una fiesta de intercambios de ideas, ingenio y amistad!