En la primera de las revistas mencionadas, Ling, se habla de Ian Hart, un ex headhunter de Londres que trabajaba para la quebrada Lehman Brothers. Así fue, a la fuerza ahorcan, como este señor dejó el mundo financiero y se dio, en palabras de la revista, al alcohol.
Hart, aficionado al vino y a los gin&tonics, científico amateur, tenía todos los ingredientes para acabar dedicándose a realizar uno de sus sueños, el de crear su propia ginebra.
En una caseta de su jardín empezaron a destilar, en lugar de con un tradicional alambique, con una bomba de vacío construida por él mismo y que destila a mucha menos temperatura, con lo que cada ingrediente, al no calentarse tanto, conserva su frescura casi intacta.
Así Hart y su mujer Hillary fueron destilando, uno a uno, los diferentes botánicos con los que se aromatiza la ginebra (el enebro, los cítricos o las especias) hasta conseguir un producto único: Sacred Gin, premio GinMaster Competition 2009.
Curioso que la revista Esquire hablé también (página 209, diciembre’10) de Jean Sébastien Robicquet, fundador y maestro destilador de la marca G’Vine, la ginebra que dicen está revolucionando el mercado.
Para ser un buen destilador hay que amar tu oficio, cuidar tus medios de trabajo y disponer de la mejor materia prima. Yo tenía todo eso y además había aprendido a estudiar los mercados y entender mejor al consumidor.
O sea, como todo en la vida: amor por tu trabajo, conocimiento de la profesión y plantear cada encargo como una nueva oportunidad de reflexión, investigación y crecimiento.
Luis Cercós (LC-Architects)
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