Comienza de nuevo la aventura. La sexta aventura, para ser exactos. "Devuélveme esa hora", "Pollos a mitad de precio", "Marana Tha!", "Con pies y sin cabeza", "El diario de Supermán", y ahora le llega el turno a...
¡Salen de los árboles!
que en concreto comienza así:
La escena se desarrolla en la cocina de la casa de Gloria y Juan. Gloria y Juan son un matrimonio de edad media tirando a alta y de clase media tirando a baja que viven en un pequeño piso de las afueras de Sevilla. La cocina es muy humilde y los muebles parecen viejos. Los términos son los del actor. La salida de la derecha parece que da a la puerta de la casa; la de la izquierda se comunica con los dormitorios. En la encimera de la cocina, se ven de derecha a izquierda un fregadero de una luz y un fogón de gas butano. Limitan la puerta de la izquierda un pequeño frigorífico que tiene en su parte superior un tiesto con una maceta muy mustia, que está en las ramas, junto a un gato de chino, de esos dorados, que dicen que trae el dinero a casa. En el centro de la cocina, hay una mesa circular con cuatro sillas dispuestas alrededor de ella, que se usa como comedor. Son las nueve de la noche de un día de diario, en primavera.
Sale Gloria por la derecha con ropa de casa. Parece estar muy contenta. Gloria no es guapa ni fea, pero nunca tiene una palabra desagradable para nadie. Parece estar hecha para contentar a los demás y todo el mundo piensa que es encantadora. Lamentablemente, muchos de los pocos conocidos de Gloria creen que es una ingenua, pues lo único que ha hecho en su vida es dedicarse a su casa, a su marido y a su hija Marta. Incluso lo más lejos que Gloria ha estado de Sevilla ha sido en su viaje de novios: una semana en Fuengirola durante el mes de noviembre. Gloria vive para su pequeña familia y eso la hace feliz.
Se enciende la luz y Gloria entra en la cocina con un par de bolsas del supermercado llena de comida humilde: arroz, fideos, filetes de pollo, patatas. Se introduce la acción mientras que Gloria va colocando la comida en sus respectivos cajones, pone unos macarrones al fuego y riega con un vaso de agua la planta. Tras haber hecho todo esto, se sienta a la mesa, parece cansada y la música va cayendo. Suena el timbre de la puerta.