Hasta aquel momento, Suecia sólo traía a mi memoria las películas del “landismo” y las de “vikingos”, la música del grupo Abba y las simpáticas imágenes de Pippi “Calzaslargas”, una llamada urgente de mi prima Toñi hizo que cambiase mi concepto de éste nórdico, idílico y frio país.
Ella es la más pequeña de las cinco primas que tengo llamadas como yo, Antonia, y la más “pegada” a mí, hasta tal extremo que nuestra relación incluso hoy en día es como si fuésemos hermanas, afianzandose cada vez más con el paso de los años.
Aquella llamada era urgente, me ´pedía: “ Prepárame mi boda, me caso antes de quince días “ Llego a Málaga y vuelvo enseguida para Estocolmo. Ella, una malagueña con una sonrisa maravillosa; él, alto, guapísimo y sueco: Magnus.Las prisas no eran otras que la vuelta a Suecia de ambos, motivos profesionales y los legales en cuanto la solicitud de residencia. Me las ví y me las deseé, pero logré reunir todo lo necesario, llamé a infinidad de "puertas" y por fin conseguí que su boda (poco habitual en los años 80 una boda civil) fuese preciosa y emotiva.
El marco, un lugar precioso, incomparable, el salón de actos del Ayuntamiento del Rincón de la Victoria, precioso pueblo marinero de la costa malagueña, donde ofició la ceremonia el entonces alcalde de la localidad.Ella se fue a Estocolmo con su marido, con el paso de los años volvió a su tierra, a Málaga, donde nació Ingrid, pero allí quedó parte de su vida, sus vivencias, sus recuerdos y algunos miembros de nuestra familia.
Para mi Suecia ya no es aquel país del norte de Europa, poco a poco he ido conociendo su cultura, su idiosincrasia, su gastronomía, gracias sobre todo a Toñi y a su hija Ingrid, mis “suecas” preferidas.
La necesidad de conservar los alimentos en un ambiente extremo es una de las bases de la gastronomía en Suecia, ampliando la fecha de consumo del producto mediante secado, ahumado, adobados, o como presento en ésta ocasión el salmón curado.
Una técnica de conservar o cocinar el pescado, tan antigua como la historia de los ancestrales pueblos vikingos, quienes ya la usaban: Gravlax (se pronuncia algo así como “grov-lox”). Es una técnica sencilla, como casi toda la gastronomía sueca, muy común también en Noruega y Dinamarca; el nombre significa “salmón enterrado”, “grav” significa tumba, y su origen probablemente es por cómo se preparaba en la época por los vikingos, se “empanaba” el pescado en sal y se enterraba en la arena para fermentar y curar durante un tiempo determinado.Hoy en día, es más fácil, se envuelve en papel de plástico transparente y se deja macerar en sal, eneldo y vodka generalmente, aunque yo lo he hecho con coñac, dejándolo en el frigorífico macerando horas o días.
Los ahumados, las salazones o los encurtidos, siguen presidiendo las mesas suecas.
Para acompañar he preparado un puré de patatas con nata y mantequilla, eneldo y una salsa de mostaza, una delicia para acompañar al tradicional gravlax, donde el pescado combina a la perfección con otros sabores que enaltecerán su nobleza; el salmón entra en contacto también con el eneldo y se contagia de su sabor dando forma a un plato delicioso para los amantes de tan exquisito pescado.
¿Cómo lo hice?
En un bol colocar el salmón, salar al gusto y echar medio vaso de coñac, unas hojas de eneldo y tapar con papel film y dejar macerar en el frigorífico. (Lo tuve tres días dándole la vuelta de vez en cuando, a fin de que se impregnara por todos los lados).
Para preparar el puré:
Cocer patatas en agua con un poco de sal, una vez tiernas, escurrir bien, añadir una cucharada sopera de mantequilla, tres o cuatro cucharadas soperas de nata (especial para cocinar) y sal pimentar al gusto.
Para preparar la salsa de mostaza:
En un cuenco poner una cucharada sopera de mostaza, un trozo de cebolla blanca dulce picada en trozos muy pequeñitos, una cucharada sopera de soja, una cucharada sopera de zumo de limón, una cucharada pequeña de azúcar moreno, un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra y mezclar bien.
Para preparar el salmón:
Calentar una plancha o sartén y engrasar con un poco de aceite de oliva.Colocar el salmón (escurrido del líquido donde se ha macerado) y dejarlo hacer unos minutos por ambos lados.
Al emplatar:
Colocar el puré de patatas (procurando que esté caliente), colocar el salmón, salsear al gusto y adornar con hojas de eneldo.
Acompañar con una ensalada (en ésta ocasión de lechuga, tomate baby kumato, aceitunas rellenas de anchoas, zanahoria y remolacha).
¡¡ Buen provecho !!
Con cariño para mi prima Toñi y su hija Ingrid Ulvesjö.