La noticia del mundo del fútbol español esta semana es que Josep Guardiola, el entrenador del FC Barcelona, está muy enfadado con los periodistas de TV3, la televisión autonómica catalana, y que no pierde ocasión de demostrárselo. Según Guardiola, le critican demasiado, afirmación que puede dejar patidifuso a cualquiera que no conozca el transfondo real del asunto pero que sepa un poco de las estrechas relaciones informativo-financieras entre la televisión feudo de la derecha catalana y el equipo de fútbol que constituye su "brazo desarmado".
Sucede que el desencuentro entre Guardiola y TV3 comienza a tener un cierto recorrido, sustentado en ciertas manifestaciones más o menos crípticas y ya recurrentes del entrenador del Barça en el sentido de que un día no muy lejano podría cambiar de aires, dejando de entrenar al equipo azulgrana para emigrar a otras latitudes futbolísticas, posiblemente italianas o inglesas. La culminación de estos dimes y diretes ha sido la aparición en los medios de comunicación españoles de un vídeo al parecer filtrado desde TV3, en el que Guardiola hace unas tajantes declaraciones a un medio italiano en el sentido de que "su ciclo en el FC Barcelona está finalizando". En el video se ve a un Guardiola que con todo desparpajo da por prácticamente finiquitado su período barcelonista, aunque lo más llamativo es que el hecho no parece apenarle mucho; más bien se le ve bastante harto del club de sus supuestos amores.
Al hacerse pública la entrevista italiana, Josep Guardiola ha manifestado que se trataba de unos declaraciones off the record y no destinadas por tanto a su conocimiento por el público. No las ha negado, naturalmente, porque en ellas se le ve y se le oye, hablando en un excelente italiano por cierto. Inmediatamente se ha desatado su enfado contra los periodistas deportivos de TV3.
La razón de todo esto radica en que efectivamente, hace tiempo que Guardiola se quiere ir del FC Barcelona y en que TV3 intenta impedirlo por todos los medios. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que TV3 y el Barça viven en simbiosis económica total: la cadena pública catalana es uno de los principales sostenedores económicos del Barça, quien a su vez constituye su mayor fabricante de ingresos publicitarios a través de la publicidad de todo tipo que genera alrededor de sus partidos televisados y de la información "deportiva" asociada, que el medio se ocupa de difundir urbi et orbe a lo largo y ancho de su programación. Y Guardiola concretamente, es el mayor activo del tándem.
Ocurre que casi desde el nacimiento de TV3, esta televisión y el FC Barcelona han mantenido un contrato-programa que hasta las recientes guerras del fútbol entre empresas televisivas ha garantizado la exclusividad de los partidos y la información del Barça en régimen de monopolio en Catalunya para TV3. Sólo entre 2003 y 2008 TV3 transfirió al FC Barcelona 50 millones de euros por año. En 2009, TV3 aportó con carácter extraordinario 30 millones de euros al Barça, que junto a otros 30 aportados por Telefónica taparon el agujero que produjo en las cuentas azulgranas una sentencia judicial de ese año, que obligaba al club barcelonista a pagar 57 millones de euros a Sogecable en concepto de derechos sobre los ingresos percibidos de la UEFA y cedidos en su día por el club a esa empresa mediática. No les cansaré más, pero la consecuencia final de todos estos líos es que el ex presidente barcelonista Joan Laporta y los miembros de su Junta están demandados en los tribunales por la Junta actual, por no haber constituido avales comprometidos por valor de cientos de millones de euros. El hedor a estafa multimillonaria que se desprende en las cercanías del Nou Camp empieza a ser importante.
El caso es que una televisión pública lleva años transfiriendo fondos por valor de cientos de millones de euros allegados con los impuestos de todos a una entidad empresarial privada, cual es un club de fútbol. Esto se llama lisa y llanamente malversación de fondos públicos, y no crean que se hace a escondidas, qué va: luz, taquígrafos, publicidad, y sonrisas, muchas sonrisas. Así que ya ven, se cierran camas de hospitales públicos y se despide al personal sanitario, pero se sigue expidiendo a tutiplén la droga futbolística desde los aparatos informativos del Gobierno catalán, y quizá con mayor intensidad si cabe: a tiempos difíciles, mayor dosis de embrutecimiento. Y no se conforman con eso, como pueden ver: también meten la mano en los bolsillos de todos. Transferir fondos públicos por el concepto que sea desde un ente que forma parte de la Administración Pública a una empresa privada debería ser un delito tipificado en el Código Penal.
Vistos los intereses en juego ya no extraña tanto que si Guardiola intenta irse TV3 le apriete las tuercas para que se quede, haciendo públicas sus intenciones y forzándole de ese modo a rectificar públicamente. Es obvio que no van a permitir que se les marche por las buenas la gallina de los huevos de oro, el hombre que más y mejor vende en el mundo entero el producto FC Barcelona.
Y es que Guardiola y su Barça no mean colonia: mean dinero a espuertas.