La historia de las danzas de palos de La Lastrilla, la conoce al dedillo Antonio González “Toñi”, quien lleva vinculado a ellas más de cuarenta años: primero, como mozo danzante, tal y como lo requería la tradición, y después, como maestro de danzas, cargo que desempeña desde que se casó en el año 1975. Él aprendió a distinguir el “palo simple”, el “palo doble”, el “repicao” que hace las veces de tambor y los “cuadreos” -intercambios de posiciones entre cuatro danzantes-, de la mano de sus tíos y otros danzantes anteriores como los hermanos Antonio y Frutos Martín, o Luis Benito, que con ochenta y ocho años, y único representante de los danzantes que recuperaron los paloteos en posguerra, participó junto a Antonio en la procesión por las calles del pueblo.
Todos ellos, además de Jesús Martín -hermano de Antonio y Frutos y quien cantaba y tarareaba los distintos paloteos en los ensayos-, acompañaron a la nueva remesa de danzantes, en las que también hay mujeres, en las distintas paradas: La Marcha Real inició la tanda de paloteos previstos, seguido de El Larión, Las Palomas, La Viudita, La Rosa del Palo Verde -en dos versiones- y el Gloria. Tras las danzas, el refresco de rigor para danzantes y vecinos, y tiempo para los periodistas -como yo- de recoger letrillas, entre otras, la del paloteo Las Palomas: Las palomas de Madrid / cuando echan a volar / a eso de la media noche /van por la calle de Alcalá.
En las fotos, el maestro de danzas, “Toñi” y un instante de La Rosa del Palo Verde, cuando los danzantes tocan el suelo. Después, una toma que reúne a diversas generaciones de danzantes: el señor Luis Benito, Antonio González “Toñi” con alguno de sus nietos y futuros danzantes, y ocho de los componentes actuales.