De estas ocho mujeres, las cuatro casadas “se tocan” con una mantilla de casco, mientras que las cuatro solteras, lucen sendas monteras decoradas con los doce apóstoles en los laterales y florecillas en la parte superior. De esta manera, la montera, vinculada indisolublemente en el imaginario colectivo con el universo de las mujeres casadas en el contexto de la Fiesta de Santa Águeda, se identifica con “la soltería”, enlazando así con el uso histórico de este tocado, que desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII fue usado por ambos sexos y por diferentes grupos sociales y grupos de edad.
En la entrada, imagen de la Moza Segunda, participante en la Fiesta de San Sebastián de 2003, que fotografié sosteniendo “el cuchillón”, objeto que da nombre a su cargo. Además de la montera, luce mantón claro y manteo negro, prendas propias de los actos que tienen lugar por la mañana, ya que durante la tarde visten pañuelos oscuros y manteos rojos.
Monteras y solteras
En la entrada os dejo también la imagen firmada por el asturiano Agustín Otermín García Bustamante (1870-1956), discípulo de Sorolla, que entre sus tipos populares pintó a esta moza segoviana con mastín.