Sandra Perelmuter, creadora de Las Musas Yoga retreat: “Para algunos el lujo es escuchar el motor de una Ferrari, para otros, el canto de los pájaros”.

Por Pallares
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Hay resultados que son la síntesis perfecta de cuando la preparación coincide con la oportunidad.  Las Musas es uno de los lugares elegidos por Angelika Taschen para practicar yoga alrededor del mundo en el libro Great Escapes Yoga. The Retreat Book”, publicado en 2020 por el prestigioso sello editorial alemán, Taschen, pero también es el producto de un proceso de visión, exploración, perfeccionamiento y conocimiento de su creadora, Sandra Perelmuter.

Las Musas

Enclavado en un terreno “suavemente ondulado” a cinco minutos del pueblo de José Ignacio, Las Musas es un lodge escondido y alejado del bullicio del verano en el balneario. Y por acá, cuanto más escondido, más apreciado.

Cinco hectáreas de monte nativo, con dos villas, un estudio de yoga que honran la frugalidad y la sofisticación, y un tajamar donde habitan garzas y nutrias. Las Musas es una búsqueda hacia un tiempo que es otro, una fuente inagotable de energía y pensamiento creativo.

Foto: Santiago Gorostiaga

Foto: Santiago Gorostiaga

Su creadora

Portadora del ADN para proyectos visionarios y disruptivos, Sandra podría haber sido una mujer de números. El legado familiar de ingeniería y construcción transmitido por su padre, Luis, un exitoso desarrollador urbano, fue hilvanando una historia que parecía estar marcada. Si bien tuvo su experiencia trabajando en el rubro, incursionó luego en una búsqueda que comenzó en la profundidad de la Patagonia. En la contemplación de la naturaleza se le abre un nuevo mundo, una nueva manera de vivir la vida con más autenticidad.

Años más tarde, vuelve a Buenos Aires y en su infatigable capacidad de trabajo y de generar ideas -con un savoir faire y una delicadeza que hereda de su madre, Sarita- es pionera en un modelo de gastronomía que no existía. Su restaurante I Fresh Market (2003) fue hito en la zona de Puerto Madero.

En esos tiempos e inspirada por sus meses en la Patagonia, el yoga fue el inicio de otro viaje, esta vez hacia su interior que abrió puertas, encauzó una búsqueda. Tailandia, Cerdeña, La India y la Toscana, Big Sur y el desierto de Atacama… Sandra recorrió el mundo degustando hoteles y yoga retreats, descubriendo en ellos detalles de hospitalidad y profundizando en el camino del nuevo lujo, que tiene que ver menos con brillos y estridencias y más con una capacidad para agasajar a sus huéspedes, pero sobre todo, con ser guía e inspiración hacia el encuentro del bienestar.

“Hay gente para la cual el lujo es escuchar el motor de una Ferrari, mientras que para otros, es el canto de los pájaros” dice Sandra, graficando con opuestos su concepto de ofrecer inspiración, experiencias y conexión con uno mismo, en un entorno natural y tiempos pausados.

Sandra tiene un tono de voz tranquilo y pausado, alineado con la impronta del lugar, aunque tal vez contrastante con la potencia y tracción de su mente creativa y emprendedora. Es asertiva pero cálida, y es de hecho, una “iniciadora serial”, un espíritu pionero que genera novedades, de las que requieren plazos largos para generar resultados y consolidarse. Las construye y una vez encaminadas ya está pensando en otras posibilidades. “Si bien el proyecto muta periódicamente, y como creador uno tiene la ansiedad de verlos madurar y crecer, hay también una intuición que contrapesa esa pulsión para introducir la paciencia y perseverancia que requieren estos procesos o el volver a iniciar etapas cuando no se está conforme con resultados.”

La historia

Guiada por la pasión por el diseño, el yoga y ese mismo espíritu pionero, en el 2015 adquiere cinco hectáreas de terreno en José Ignacio, a una empresaria americana, que tenía la intención de operarlo como establecimiento ecuestre y vitivinícola. Para cuando ella adquiere el lugar, esas vides ya traspasaban fronteras en formato de merlot e iban destinadas a Texas, donde incluso ganaron importantes premios.

Es en estas tierras bendecidas por el mar y el campo, crea Las Musas, un emprendimiento en el que revela todos sus talentos, todo su amor por el yoga pero también por la hospitalidad y la atención a los detalles.

La pandemia comprobó su acierto y aceleró procesos que ya estaban latentes: el de exigir pulmones de espacios que ofrezcan el confort de la ciudad pero en contacto con la naturaleza, una hotelería de escala humana y personalizada, en pabellones independientes con diseño de autor y enfocado en experiencias sensoriales.

Foto: Santiago Gorostiaga

Foto: Santiago Gorostiaga

El concepto

Más que ocupar una habitación, se vive en una casa con servicios integrados, más vinculado a la idea de coliving que lo habitual asociado a un desarrollo inmobiliario, un barrio cerrado o un tiempo compartido. La idea es transformarlo en un club con membresías con derecho a uso periódico de instalaciones y servicios.

La libertad y autonomía que genera esta opción se complementa con contenidos y actividades abiertas a la comunidad como conciertos o clases de yoga, pero también pueden proponer una degustación de vinos, o cocinar con productos de la huerta.

Acá los servicios se diseñan en base a lo que el cliente desea. “Algunos ni siquiera quieren el servicio a la habitación en su estadía optando por privacidad a ultranza, otros se incorporan a todas las opciones de actividades” afirma Sandra, exponiendo el grado de adaptación al gusto y preferencias del huésped.

Foto: Santiago Gorostiaga

Arquitectura y paisajismo de autor

Cualquier proyecto es tan bueno como la suma de los profesionales que intervienen en el mismo y hay que concederle a Sandra, además, la visión para rodearse de gente referente en rubros, muy alineados con su concepto.

Nacido en Chile y con gran prestigio internacional, Mathias Klotz es uno de los protagonistas del proyecto arquitectónico de Las Musas. Junto a la arquitecta Carolina Pedroni le dieron forma y poesía.

Las Musas es un lugar proyectado y construido con amor por un conjunto de profesionales y trabajadores dedicados. Juntos logramos una atmósfera de paz y armonía que alimenta el crecimiento de quienes lo viven. Es un privilegio para mí ser parte del proceso.” / Mathias Klotz, arquitecto.

Foto: Santiago Gorostiaga
Foto: Santiago Gorostiaga
Foto: Santiago Gorostiaga
Foto: Santiago Gorostiaga

Síntesis, delicadeza y sofisticación japonesa resumen el carácter estético del proyecto. Los materiales: hormigón, piedra y madera forjan volúmenes abstractos revestidos en un sistema de palillaje de madera de lapacho.

Los pisos de mármol travertino mate evocan la arena, mientras que las galerías perimetrales extienden las vistas y multiplican las posibilidades de interacción con el entorno natural.

La calidad artesanal de la carpintería de madera, donde no se vislumbran herrajes y las puertas quedan ocultas en planos de mayor protagonismo es una constante en el recorrido cuya envolvente cuenta también con puertas deslizantes de gran tamaño. Todo con la solidez que evidencia decisiones donde primó la calidad y minimizar el mantenimiento.

Yoga Studio

Elegido entre los mejores del mundo, el estudio se pensó como un refugio para aquellos que visitan José Ignacio en los días de verano como fuera de temporada.

“Es como una caja de música finlandesa, metida en la vegetación, con una acústica impresionante” / Carolina Pedroni, arquitecta.

Foto: Roland Halbe

Foto: Roland Halbe

Foto: Roland Halbe

Foto: Roland Halbe

Como flotando sobre el agua del tajamar, fue diseñado en madera con ventanales que se abren hacia el paisaje (fusuma en japonés). Con una superficie de 100 m2 tiene capacidad para albergar treinta personas.

El Interiorismo

Fibras naturales y trabajo de artesanos locales dialogan en armonía con diseños del gran Isamu Noguchi y creativos europeos. Mauro Bernardini, arquitecto y diseñador de interiores junto la arquitecta Cecilia Timossi y la diseñadora textil y arquitecta Graciela Churba proyectaron la arquitectura interior de la Lake Villa.

“Nuestra fuente de inspiración fue el espíritu esteño, entre playa y chacra de verano.”/ Mauro Bernardini, arquitecto.

Foto: Santiago Gorostiaga

Foto: Santiago Gorostiaga

Foto: Santiago Gorostiaga

El paisajismo

Preservar el bosque nativo, respetar el legado de paisaje rural, recuperar especies autóctonas: con ese objetivo de cuidadosa intervención en un paisaje de cinco hectáreas fue convocado Roberto Mulieri, prestigioso paisajista. Un gran hallazgo de su tarea para recuperar la belleza del entorno, diseñar las pasarelas que se sumergen y recuperar el deleite sensorial del monte autóctono, con conjuntos siempre cambiantes y recorridos que replican las ondulaciones de altura en horizontal, permitiendo sorpresas en todo el trayecto.

Si uno es silencioso y atento se encontrará con nutrias y carpinchos en el tajamar. También están las garzas blancas que se van y vuelven. Ellas tienen memoria: migran en el invierno y regresan en primavera junto a los patos que se quedan a pasar el verano. Los que sí están siempre son los horneros, las palomas, los gorriones, muchos de ellos hacen sus nidos y duermen en los árboles de la isla que ya estaba allí cuando se adquirió la propiedad y fue conservada con su refugio y el de otras especies.

“Mantener la flora de Las Musas nos posibilitó conservar la fauna que habita en ella.” / Roberto Mulieri, paisajista.

La huerta orgánica

La huerta es abundante en aromáticas y hortalizas. Tanto ella como los jardines son cuidados por Luis Pintos, técnico agrónomo uruguayo, que construyó la huerta con sus propias manos, 100% orgánica con compost de la zona.

Hoy crecen albahaca, mentas, melisa, lemongrass, oréganos, tomillo, ciboulette, curry, romero, lavandas. También limoneros, mandarinos, ciruelos, damascos y duraznos que deleitan con sus frutos. Desde el suave elixir de la lavanda y su poder relajante, hasta las propiedades antioxidantes de los cítricos, la huerta ofrece sabores deliciosos y todo su poder curativo.

Sustentabilidad

Desde los paneles fotovoltaicos que fomentan las energías renovables; el diseño y la arquitectura de las villas amigables con el entorno; el cultivo de frutos, hortalizas y aromáticas en una huerta 100% orgánica, todo el equipo de Las Musas trabaja para promover prácticas sustentables y de preservación natural.

Fotos galería: G.Pallares

Consultada sobre sus perspectivas sobre el proyecto, a Sandra se le iluminan los ojos y afirma: “Sé que siempre se puede mejorar y aún no está en su potencial pleno pero estoy orgullosa y muy contenta con lo logrado, disfrutándolo en su mutación diaria: la del entorno y la de nuestros objetivos, pero es la forma de testear los proyectos y que vayan tomando vida corrigiéndose sobre la marcha.”

Su legado en estas tierras, seguramente trascienda el incorporar una propuesta de alto valor agregado en diferentes dimensiones.  Es relevante porque establece un objetivo e idea a contracorriente de consejos cercanos que la disuadían de hacerlo, se rodea de profesionales de primera línea para ejecutarlo, dota al proyecto de la más alta calidad sin caer en copias formales o conceptuales y lo alinea complementariamente con otras propuestas en la zona para un público cosmopolita que lo valora.

Una vez consolidado, seguramente su espíritu emprendedor la lleve a otros desafíos, que auguramos tengan los atributos de excelencia e innovación que la han caracterizado hasta ahora.

Las Musas
Camino Ingeniero Sainz Martínez, Km,2. José Ignacio, Departamento de Maldonado. Uruguay
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