Sangre y Hemoderivados: componentes sanguíneos transportadores de oxígeno.

Por Diana Serrano @serralco

En los anteriores post hablamos sobre conceptos básicos de la sangre y sus hemoderivados; y también sobre el sistema ABO y el factor Rh. Hoy vamos a introducirnos un poco más en la materia analizando los componentes que pueden extraerse de la sangre y el plasma.

¿Nunca te has preguntado para qué sirven las donaciones de sangre? Seguro que más de una vez has ido al hospital y has visto a algún familiar, amigo o conocido al que le estaban administrando una “bolsa de sangre”. Esa acción forma parte de la hemoterapia, que vamos a ver en el siguiente punto, junto con la importancia que tiene para la sociedad las donaciones periódicas de sangre.

Definición de hemoterapia

Por hemoterapia se entiende la administración de sangre total o hemoderivados con fines terapéuticos o preventivos. Básicamente es lo que, hoy en día, conocemos como Transfusión sanguínea.

Si recordáis en el post de Fluidoterapia se hacía referencia muy brevemente a la hemoterapia, enumerando los riesgos de la utilización de hemoderivados y lo difícil que se hacía disponer de ella en ciertos medios como en extrahospitalaria.

La importancia de donar sangre

La sangre es un bien muy preciado que a día de hoy no se puede fabricar, solo se adquiere de donaciones altruistas. Por ello debe ser utilizada bajo unos criterios muy rigurosos. Elegir adecuadamente el producto a utilizar para cada situación es de suma importancia, ya que esto influirá en el éxito del tratamiento y en evitar el desaprovechamiento de estos productos sanguíneos.

En función de las necesidades del paciente, se puede realizar una transfusión de sangre total, de algunos de sus componentes sanguíneos o de derivados del plasma. Todo esto se obtiene de la sangre donada tras someterla a determinados procesos de fraccionamiento, filtración y en ocasiones, incluso de radiación.

Este tema es muy interesante, así que no puedes perderte el post que estoy preparando sobre Donación de sangre y que publicaré próximamente. Hasta entonces sigamos con la administración de hemoterapia.

Unidad de sangre total

Cuando donamos sangre, ésta se recoge en una bolsa que contiene conservantes y anticoagulantes, pudiendo conservarse unos 28 días a una temperatura de 4°C.

Cada unidad de sangre total contiene 450ml de sangre más 63ml correspondientes a la solución conservante y anticoagulante. Al no realizarle ningún tipo de fraccionamiento, en la unidad de sangre total están presentes los hematíes, las plaquetas, los leucocitos y los factores de la coagulación. Para que sea más sencillo su estudio, podríamos decir que de cada unidad de sangre se pueden extraer componentes sanguíneos y derivados del plasma.


Cuando donamos sangre, ésta se guarda hasta 28 días refrigerada a 4ºC
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La sangre total raras veces se utiliza, ya que su uso implica que otros componentes sanguíneos específicos no puedan extraerse y prepararse. Su uso está limitado a situaciones de exanguinotransfusión y en casos muy puntuales de hemorragia masiva.

De una unidad de sangre total se pueden obtener dos subproductos:

  • Componentes sanguíneos
  • Derivados del plasma

Componentes sanguíneos

Hablamos de componentes sanguíneos cuando nos referimos a los productos que se obtienen al separar o fraccionar una unidad de sangre. Se clasifican en tres grupos:

  • Transportadores de oxígeno
  • Productos Plaquetarios
  • Productos del plasma

A continuación vamos a ver cada uno de ellos más en detalle según sus características,  indicaciones, cómo se administran y qué precauciones se deben tener en cuenta durante su infusión.

Transportadores de Oxígeno

Dentro de los componentes sanguíneos tenemos el grupo de los transportadores de oxígeno. Este grupo engloba los elementos o productos capaces de asegurar que el oxígeno sea transportado por el organismo de manera eficaz. Si recordamos el post de fisiología respiratoria, el transporte de oxígeno era una de las funciones principales de la sangre, que partía rica en este elemento desde los capilares alveolares hacia los tejidos para realizar el intercambio gaseoso a nivel tisular, obteniendo CO2 que más tarde será eliminado de nuevo en los pulmones.

Existen diversos transportadores naturales de oxígeno, así como unos proyectos en los que se está trabajando con transportadores artificiales. Veamos primero los transportadores naturales:

Concentrados de hematíes

Al centrifugar la mayor parte del plasma obtenido en una unidad de sangre total, que suponen unos 200ml, se obtienen los hematíes. Éstos, una vez separados del plasma residual (unos 100ml aprox.), se envasan en concentrados que se pueden conservar durante 35 días a unos 4°C de temperatura.

El objetivo que tiene la administración de un concentrado de hematíes es aumentar la capacidad de transporte de O2. Estaría indicado en casos de:

  • Anemia aguda hemorrágica.
  • Anemia crónica sintomática en pacientes normovolémicos, refractaria al tto.
  • Otro tipo de anemias sin tto.
  • Cirugías programadas cuando el valor de la hemoglobina (Hb) sea inferior a 8-10gr/dl o el hematocrito (Hto) inferior al 26%.
  • Cirugías que se prevean con posible pérdida sanguínea importante.

La velocidad de administración del concentrado de hematíes es característicamente lenta. La causa de esta baja velocidad de infusión se deben al elevado Hto (nº de glóbulos rojos), que convierte al concentrado de hematíes en una solución tremendamente viscosa. En situaciones puntuales se podría elevar la velocidad de infusión adicionando suero salino para disminuir la viscosidad.

La administración de estos concentrados no está exenta de riesgos, por lo que debemos evitar mezclar los componentes sanguíneos con soluciones que contengan calcio, como el Ringer lactato®, ya que pueden coagular. Otras soluciones a evitar mientras pasamos un concentrado de hematíes son las glucosadas (producen grumos de hematíes) y las hipotónicas de cloruro de sodio. En general, lo único que se puede mezclar con la sangre o cualquiera de sus componentes con seguridad son soluciones salinas isotónicas.

Sangre desleucocitada

Este tipo de concentrados, como indica el título, están preparados con técnicas que disminuye el número de leucocitos. Básicamente sus ingredientes son hematíes, un poquito de plasma y plaquetas y menos de 5 x 106 leucocitos por cada unidad. Algunos autores lo llaman “hematíes libres de leucocitos”, y entre las técnicas empleadas para esta separación se encuentra la filtración, la centrifugación y el lavado.

¿Y para qué quitarles los leucocitos a los concentrados de hematíes? La respuesta es simple, para minimizar las reacciones provocadas por las transfusiones.

A veces los pacientes sufren fuertes y repetidas reacciones febriles a consecuencia de unas sustancias llamadas leucoaglutininas, unas globulinas de tipo gamma que producen los leucocitos. Para evitar estas reacciones, basta con administrar transfusiones de concentrados pobres en leucocitos.

Hematíes lavados

A los hematíes lavados lo que se les retira, principalmente, es el plasma. Este componente sanguíneo se obtiene tras lavar repetidas veces la unidad de sangre con soluciones salinas isotónicas. El resultado es un compuesto de hematíes, suero fisiológico, muy poquitos leucocitos y plaquetas; y nada, nada de plasma.

¿Qué pacientes podrían beneficiarse de la administración de un concentrado de hematíes sin apenas leucocitos, plaquetas y con cero plasma? Pues aquellos que sufren reacciones transfusionales severas a las proteínas plasmáticas, contenidas en el plasma.

Los pacientes con déficit de IgA y anticuerpos Anti-IgA que son administrados de este tipo de concentrados, tienen menor incidencia de reacciones febriles, urticarias y anafilácticas. Idealmente, en ellos debería emplearse sangre de donantes IgA deficientes (mismo tipo).

Neocitos

Son hematíes relativamente jóvenes, empleados en transfusiones a pacientes con patologías como Talasemia Mayor y otras que requieran de reiteradas transfusiones en un periodo corto de tiempo. Esto es un dato a tener muy en cuenta, ya que la administración reiterada de concentrados de hematíes puede desencadenar una hemocromatosis.

La hemocromatosis secundaria se debe a una absorción excesiva de hierro, transfusiones de sangre reiteradas o exceso de ingesta oral, por lo general en pacientes con trastornos de la eritropoyesis. Es por ello que, al administrar hematíes jóvenes sin tanta Hb estamos evitando una sobrecarga innecesaria de Fe en el organismo.

Hematíes congelados

Para almacenar a largo plazo los concentrados de hematíes, estos pueden congelarse a -196°C con nitrógeno líquido en un periodo de hasta 7 días tras su donación. Los hematíes son sometidos a procesos de lavado y desleucocitado, por lo que también pueden ser empleados en pacientes con reacciones transfusionales previas (como vimos en los puntos anteriores).

Realmente producir estos concentrados es algo costoso y complicado, entre otras cosas porque existe el riesgo de hemólisis durante el proceso (con el consiguiente descenso del Hto) así como un aumento del potasio extracelular.

Las ventajas de someter a los concentrados de hematíes a este proceso son muy interesantes:

  • Almacenamiento de unidades de hematíes (por más de 42 días) para autotransfusión en pacientes con grupos sanguíneos poco comunes o sensibilizados frente muchos antígenos de grupo.
  • Disponibilidad de unidades específicas para pacientes aloinmunizados cuando las unidades antígeno-negativas son de difícil obtención. Repasando un poco las clases de biología del instituto, la aloinmunidad es la respuesta inmune ante antígenos no propios de miembros de la misma especie. Esto puede deberse a que el individuo posee múltiples aloanticuerpos o que el antígeno en cuestión es muy frecuente en la población.
  • Reservas para operaciones y movilizaciones militares y en caso de catástrofe civil.

Transportadores de Oxígeno artificiales

Hasta ahora sólo habíamos estudiado los transportadores de O2 naturales. Existen unos componentes de creación artificial, que podemos dividir en dos categorías: Soluciones basadas en hemoglobina y emulsiones basadas en perfluoroquímicos.

No existe todavía, como comentaba al principio del post, la “sangre artificial”, pero sí hay muchos avances en esta materia. Si os parece un tema interesante, dejadme vuestros comentarios y me encargaré de preparar un nuevo post sobre ello.

Lo siguiente en nuestro análisis de componentes sanguíneos son los Productos Plaquetarios. Pero como se nos ha quedado corto el post, los veremos la semana que viene. Hasta entonces cuidaros mucho y no os olvidéis de la higiene de manos, distancia social y mascarilla.

Nos vemos en el blog, ¡Chao!

Bibliografía:

  1. Arribas Cachá, A. A; Borrego de la Osa, R; Morente Parra, M. Guía de intervención enfermera: fluidoterapia intravenosa. FUDEN 2006. págs: 108-114
  2. Cortés Fadrique, C.; Del Trigo Méndez, P.; Veiga Frá, R.; Sánchez Bermejo, R.; Rincón Fraile, B.; Fernández Centeno, E. En torno a los hemoderivados. Rev. Enf. Glob. 2015, 37: 23-37. Consultado el día 31/10/2020. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/eg/v14n37/clinica2.pdf
  3. Molina Méndez, F. J. Transportadores de oxígeno en cirugía cardíaca. Archivos Card. Mex. Abril-Junio 2006 76(2): 100-106. Consultado el día 31/10/2020. Disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/archi/ac-2006/acs062k.pdf
  4. Del Castillo Rueda, A.; López-Herce Cid, J. A.; De Portugal Álvarez, J. Hemocromatosis hereditaria. Diagnóstico clínico: manifestaciones precoces, procesos relacionados y formas atípicas. AN. MED. INTERNA Madrid 2002. 19(5): 251-256. Consultado el día 31/10/2020. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/ami/v19n5/revision1.pdf