“Arreglá pero informal”….así salí hace unos días, con lo puesto, tal y como estaba vestida, lo más cómodo para andar por casa, por mi cocina. Como dice la canción: “Si tu me dices ven…lo dejo todo”, escucho que me dice: vamos un segundo que necesito comprar algo, así que rauda y veloz cierro la cocina, me pinto los labios (siempre con mis labios bien pintados) , me pongo los mocasines y acompaño a mi marido a buscar algún material para uno de sus hobbies: el bricolaje.Con unos vaqueros, una amplia camiseta floreada, poco o casi nada adecuada a mi gusto personal, regalo de mi hija que quiere rejuvenecerme con atuendos más de su estilo que del mío. Sería un momento, que se me hizo eterno acompañándole por larguísimos y altos pasillos llenos de tuercas, tornillos y todo tipo de artilugios, en los que con interés se va parando observando cada estantería, cada maquinaria y cada herramienta. ¡¡ Uno de mis zapatos se había roto !! De allí a varias zapaterías, sólo tardamos un minuto….no tengo que dar muchas vueltas. En una de ellas encuentro uno de mi gusto, pido el número y mientras me lo traen, espero de pie, con mi zapato en la mano, descalza con mis uñas pintadas de rojo, sintiendo el frio suelo, mientras una señora me observa fijamente sentada frente a mi y siento su cálida mirada.Me sonríe y me dice: Vd. es Carmen Rosa, del blog Mi Cocina. Abro los ojos sorprendida, devolviéndole agradecida una amplia sonrisa y le contesto que sí, que soy yo.Halagos hacia mi persona: es más guapa, es más joven que lo que aparenta en las fotos...¡¡ qué verguenza, qué apuro, si mire Vd., vengo como de andar por casa, si no voy ni arreglada siquiera !!Bonitas palabras, piropos hacia el blog, sobre mis cuadros pintados por mi suegro, comentarios sobre mis viajes y felicitaciones por los platos que preparo…..me comenta que es fiel seguidora desde hace años, que conoce mi trayectoria gastronómica, mis historias, mis fotografías, dándome detalles de mis publicaciones con todo lujo de detalles….¿Y le ha ocurrido esto en otras ocasiones? Me pregunta….¡¡ No es la primera, ni la única vez que me ha ocurrido !! le contesto.Me pide disculpas por su atrevimiento y le hago saber sin desdibujar mi sonrisa un ápice que al contrario, el hecho de que me reconozcan y me lo digan, es sencillamente muy de agradecer, es una inyección de moral, de ganas, de ánimos para continuar publicando y compartiendo mi cocina, mis vivencias, mis memorias…..mis inquietudes gastronómicas y sobre todo la cocina de nuestros mayores.No me dijo su nombre, no se lo pregunté….sí sé que vive en Torremolinos. No la conozco, aunque ella, sin darse cuenta ya forma parte de éste blog, de ésta bitácora donde anoto cada milla de mi navegar por éste mar gastronómico.Desde aquí, desde éste rincón, desde su lado más malagueño, hoy le dedico a ésa señora mi receta, una receta de nuestra tierra, dándole las gracias por ése enorme detalle que tuvo, ése hermoso regalo de reconocer éste a veces arduo trabajo que es escribir un blog; mientras que con mi pie descalzo, el zapato roto en mi mano y con una sonrisa que no podía desdibujar de mi rostro, hablábamos de gastronomía, del blog, de Mi Cocina que es “Su Cocina”…. y no de zapatos, bajo la atenta mirada de mi marido. Para ella, con todo mi agradecimiento, le dedico una receta de mi querida Málaga, marenga, unas humildes, pero no por ello menos deliciosas, sardinas encebolladas.
¿Cómo las hice? Ingredientes:Sardinas (las llamadas manolitas malagueñas, pequeñas y plateadas), media cebolla blanca dulce (tipo cebolleta), dos dientes de ajo, seis granos de pimienta negra, dos hojas de laurel, medio vaso pequeño de vino blanco, aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño) y sal.Los pasos a seguir:Cortar la cebolla en juliana y los ajos, una vez pelados, en rodajas.En una sartén echar un chorreón de aceite, añadir las cebollas, el ajo, la pimienta negra y las hojas de laurel, salar al gusto y pocharlas a fuego lento, hasta que comiencen a estar transparente (con cuidado de que no se lleguen a quemar).
Agregar el vino y llevar a ebullición.Echar las sardinas, tapar la sartén y dejar cocer dos o tres minutos.
Apartar del fuego y servir caliente, con mucho pan...para mojar en ésa riquisima salsita.
¡¡ Buen provecho !!