Slimane comenzó su andadura en Saint Laurent Paris con formas de pandillero. Su enfrentamiento con varios periodistas y medios, pero sobretodo, con Cathy Horyn del New York Times, coparon titulares de prensa de medio mundo y ensombrecieron su debut al frente de la casa francesa. Aunque casi mejor viendo lo que vimos.
Bien es cierto que Slimane también pasó por Dior Homme, entre otras, pero nunca he visto nada semejante a lo que vi hace unos días en París: reinterpretar el grunge con una colección que, en fin, bien parece salida de la basura. Imagino que aquí estoy siendo un poco más subjetiva de lo que debiera, pero Kurt Cobain es un ídolo para mi. Y creo que ni tan siquiera Courtney Love se pondría esta ropa.
Slimane no se ha preocupado por investigar los archivos de Saint Laurent para buscar inspiración, para ver la esencia de la firma y el legado que tiene detrás como está haciendo Simmons en Dior. Creo que no es consciente del peso que asumió a sus espaldas cuando aceptó el puesto. Un puesto que le viene grande. Enorme. Y ya no hablamos del hecho de querer controlar lo que la prensa dice sobre él y de excluir a los que no le veneran. Aunque mejor estar exento de ir a ver sus colecciones.
Y, por favor, dejad de acuñarle como el enfant terrible de la moda. Ese es único. Y no es él.