„Quien mira a los ojos de un bebé, sabe, que de allí le mira alguien más perfecto que él.”(György Konrád)
¿Recuerdas, cuando tu hijo sólo tenía 1 año?Si prestabas atención, podías verte en el espejo de sus ojos, en sus movimientos, en su comportamiento, en sus cambios de humor, porque te imitaba de forma inocente y fiel, tanto en lo que querías que haga como en lo que no. Mi hija tiene 14 meses y me veo reflejada en su ser, me enfrenta con mis errores constantemente y a través de sus reacciones me doy cuenta cada día, de que quiero ser mejor persona, con su ayuda,por ella y que deseo ser el ejemplo, que le beneficiará imitar. Mi sueño es convertirme en su ídolo, filtrada en su ser y no sólo ahora, cuando todavía es natural que me vea como tal, independientemente de la forma de comportarme, sino en el futuro, cuando ella tenga su propio criterio, -probablemente el criterio que en parte yo le transmití- y su libertad, -lo que yo sembré en ella-, para verme como soy, para evaluarme y puede, que para juzgarme. Cuando me vea con sus ojos ya abiertos al mundo, con su mirada analítica; entonces y sólo entonces quiero que me diga, que sigo siendo su heroína.
Hasta que tus hijos no se conviertan en adultos, tú eres un instrumento para ayudarles a desarrollarse en todos los campos de su vida, pero teniendo en cuenta, que no son TUS hijos, son seres individuales, con su propia personalidad y con su propia manera de interpretar el mundo.
Nos gusta buscar excusas por no estar presente en su vida: “No pude pasar tiempo suficiente con mi hijo cuando era pequeño, tuve que trabajar/cuidar de mi madre/limpiar…etc.”
Papás, Mamás, es hora de darse cuenta de dos cosas. Primero, que siempre hay elección y aunque a veces es duro, deberías aprender a asumir la responsabilidad por ello. Segundo, que la única cosa, por la cual no podrás nunca compensar a la otra persona, es el tiempo, que le robaste. El tiempo perdido en espera no lo puede devolver ningún poder en este mundo, ya no existe, pasó. Y fuiste tú quién causó esa pérdida irremediable. Es necesario y es posible asumirlo, pero antes de sentirte culpable, comprende, que no sólo es importante la cantidad, sino la calidad del tiempo también, que les dedicas a tus hijos.
Cuando estas con ellos, concéntrate en ellos, no sólo a medias. Diles si necesitas hacer algo, mirándole a los ojos y lo entenderán.Pregúntales de vez en cuando cómo te ven y no temas la respuesta.
Si te cuesta poner límites, piensa, que un día te van a preguntar, ¿”por qué me lo permitiste”?
Deja los sermones, habla con ellos con respecto, como con otro ser con los mismos derechos. Se y haz lo que quieres que ellos sean o hagan.
¿Quieres que tu hijo sea honesto? Se honesto con él siempre desde el primer momento de su vida. ¿Quieres que confíe en ti? Anticípale la confianza, principalmente, cuando te resulta difícil de confiar. ¿Quieres que sea fiel a su palabra? Selo tú primero, pero no sólo cuando te convenga, sino siempre, consecuentemente.
Ser padre es una labor extremadamente complicada de realizar; tienes que dar la mejor versión de ti mismo anticipado, para que un día puedas ver el fruto de tus esfuerzos. Esto no significa, que intentes crear una copia de ti, o vivir una segunda oportunidad a través de tus hijos. Deja, que encuentren su propia personalidad, su propia voz, sus metas y su camino de llegar hacia ellas.
Ser padre es una invitación a ser mejor persona a tu manera para que tu hijo también lo sea a la suya. Nada está garantizado, la vida a veces nos sorprende para bien o para mal, incluso en relación con nuestros hijos.
Pero introduciendo el concepto del coaching a vuestra vida cotidiana, tendrás tu consciencia tranquila, sabiendo, que le has dado a tu hijo, el único regalo, que le servirá en cualquier circunstancia; la “caja de herramientas” necesarias para alcanzar sus objetivos y para formar su propia vida conforme él lo considera adecuado; la libertad de primero ser, después hacer y luego tener.
¡Empieza tú, sé que lo harás bien!