En agosto la desfinanciación de fármacos pasará a ser una realidad. Aunque es cierto que algunos medicamentos estaban obsoletos o tenían poca utilidad terapéutica, la medida ha sido muy precipitada y no se ha consultado a las sociedades científicas, lo que ha despertado malestar en la profesión.
Se retiran medicamentos baratos que podrán ser sustituidos por otros más caros sí reembolsables. De los excluidos, ahora la maquinaria de la industria farmacéutica acude rauda a cosmetizar estas moléculas e incrementar su precio.
Creo que productos como Almax, Acicovir, Bisolvón o Fortasec deberían mantener una cierta protección y reembolso por parte de la administración.
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