Un día trabajando su tierra el agricultor Fleming oyó gritos de socorro desde el campo al lado. Fue corriendo hacía donde venían los gritos y era un niño, el hijo de un noble, que se había quedado atrapado en un pantano y no tenía fuerzas para salir solo.
El agricultor le ayudó y el día siguiente vino a su casa el noble con una recompensa en dinero por salvarle la vida a su hijo.
“ No puedo aceptar su dinero”, dijo el agricultor. “Solo hice lo que todo humano hubiera hecho”.
En ese momento apareció su propio hijo y lo presentó al noble.
“Propongo una cosa”, dijo el noble. “Yo me encargaré de que su hijo pueda estudiar – si se parece a su padre un día será un hombre del que puedas estar muy orgulloso.”
Así fue. Varios años después el hijo del agricultor Fleming acabó sus estudios en St Mary’s Hospital Medical School en Londres y más tarde fue conocido como el hombre que descubrió la penicilina – Alexander Fleming.