The new Barman
Hacía más de un año que Gris había desaparecido y su esposa estaba dispuesta a darlo por muerto. Azul buscó por los canales normales y no encontró nada. Luego, un día, cuando estaba a punto de archivar su último informe, tropezó con Gris en un bar, a menos de dos manzanas de donde estaba su esposa, convencida de que él no regresaría nunca. Entonces Gris se llamaba Verde, pero Azul supo que era Gris a pesar de todo, porque desde hacía tres meses llevaba encima una fotografía del hombre y conocía su cara de memoria. Resultó ser un caso de amnesia. Azul llevó a Gris a casa de su esposa, y aunque él no se acordaba de ella e insistía en que su apellido era Verde, la encontró de su gusto y unos días más tarde le propuso matrimonio. Así que la señora Gris se convirtió en la señora Verde, casada con el mismo hombre por segunda vez y aunque Gris nunca recordó el pasado -se negó tercamente a admitir haberlo olvidado-, eso no parecía impedirle vivir cómodamente en el presente. Gris había sido ingeniero en su vida anterior, pero siendo Verde trabajaba de barman en el bar que estaba a dos manzanas de su casa. Le gustaba mezclar bebidas, decía, y hablar con la gente que entraba, y no podía imaginarse haciendo otra cosa. Yo nací para ser barman, le comunicó a Castaño y a Azul en la fiesta de la boda, y ¿quiénes eran ellos para oponerse a lo que un hombre quisiera hacer con su vida?
Auster, Paul, La Trilogía de New York, Fantasmas (Ghosts, 1986).