Hasta ahora, coleccionar arte a través de la red era tan sencillo como hacer un pago y esperar a que la obra adquirida llegara a tu casa. Hasta ahora, coleccionar arte era como cualquier otra transacción online. Y si insisto en el hasta ahora es porque varias personalidades de la industria del arte, como el consejero delegado de Saatchi Online Robert Norton y el galerista británico Harry Blain han desarrollado lo que podríamos considerar el primer gran intento de hacer del coleccionismo de arte una actividad asequible para todos los públicos.
Así, uno puede acceder a obras de eminentes artistas a precios tan sugerentes como los 6 euros de la más barata (curiosamente, fotografías de Win Wenders) a los 600 que pueden alcanzar el resto. Naturalmente, estas cifras tienen truco, porque no estamos hablando de obras de arte al uso. Los Emin, Hirst, Fairey, etc, que s[edition] ofrece a sus usuarios son obras en series limitadas que en ningún momento abandonan el formato digital. Si queremos verlas colgadas de una pared, nos buscamos una pantalla que las albergue en todo su esplendor.
Y eso no es todo. Al comprarlas, las obras quedan almacenadas en nuestro perfil personal, que incluye también el certificado de compra, versiones en alta resolución para descarga (decidiendo qué dispositivo la albergará) y posterior almacenaje en nuestro disco duro (evitando que tengamos la obligación de estar siempre conectados a la red para verlas).
Cada imagen, como buena obra numerada, puede ser identificada y rastreada. Desde [s]edition advierten que cada coleccionista se hace responsable de las obras que compra, así que el intercambio no autorizado o la distribución por Internet podrían incurrir en un delito. En cualquier caso, los negocios dentro de s[edition] sí que están permitidos. Los usuarios pueden interactuar entre ellos y especular como en la vida misma.
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