Media hora de paseo por el bosque tiene un efecto, científicamente comprobado, benéfico sobre nuestra salud y, especialmente, sobre los signos de estrés.
Aparte del paseo matutino que doy todas las mañanas, este fin de semana me he dado un paseo lento al atardecer. Un “paseo de lujo”; sola – bueno, con la perrita Mona por supuesto, despacio y sin tener el camino decidido antemano.
Ayer intenté concentrarme especialmente en la luz – los reflejos en los charcos, las mil sombras redondas de las bellotas caídas por el camino, en las pequeñas gotas iluminadas en la hierba…
De vez en cuando mis pensamientos se me escapaban a asuntos que llevan tiempo ron-roneando en mi cabeza – las típicas cosas que no te dejan dormir – pero durante estos “paseos de lujo” obtienen otro color, otra transparencia, y me dejan ver la luz en mi camino…