Continuo con mi cronica de las vacaciones, ésta ya es la última. Después de nuestro paso por Lisboa tomamos rumbo a la que creo que ha sido la ciudad más visitada este verano, o al menos eso me ha parecido a través de instagram.
Oporto es una ciudad muy bonita, a mí se me asemeja gris, pero supongo que es porque el tiempo no nos acompañó mucho y acabé con un catarro que me tuvo metida en la cama todo un día, por eso no la disfruté como se merece, pero como no hay mal que por bien no venga ya tengo excusa para volver.
Hay que andarla, subir sus calles empinadas, mirar hacía arriba para ver sus edificios, pasar por la calle de los grafitis o la de las flores (mi favorita), visitar la estación de ferrocarril, cruzar el puente para ir a una de sus bodegas y probar su famoso vino (yo esto me lo perdí).
Lo que no me perdí fue su puesta de sol sobre el río Duero, visitar la librería Lellos, más conocida como la biblioteca de Harry Potter y por supuesto comerme una francesinha en un bar que fue la antigua cantina de la universidad.