Las empresas aseguradoras ofrecen a sus clientes la posibilidad de pagar por medio de la póliza, una cierta cantidad periódica, a cambio de la cual la entidad se compromete a indemnizar el asegurado con una cantidad acordada.
Se pueden orientar las indemnizaciones hacía diversos aspectos de nuestra vida, como la seguridad de una vivienda, la reparación de un automóvil o la asistencia económica a familiares en caso de defunción del titular.
Un clásico es el seguro que cubre un bien mueble, es decir, todo lo que se puede trasladar de un lugar a otro. Y, otro, el seguro de un bien inmueble, que son casas y edificios.
Además, las compañías ofrecen el seguro de vida, pactando con el contratante cuánto desea resguardar para asegurar la calidad de vida de la familia. Protege la vida del contratante y se hará efectivo en el momento de su defunción.
La prima a pagar será pactada entre el contratante y la compañía. El valor a pagar es diferente según de qué se trate, una casa será distinta a la prima de un automovil. Ni que decir tiene el caso de que se esté asegurando la vida de una persona.
Al contratar un seguro, sea cual sea, debemos fijarnos bien en la "letra pequeña"; no todos cobran lo mismo ni cubren aquello que esperamos. Hay que ir con cuidado.
También te puede interesar:• ¿Qué incluye mi seguro?
• El seguro del hogar