No he encontrado casos de hembras que recurran a esta conducta, aunque es probable que aparezca en grupos en que las hembras son las que compiten por los machos (por ejemplo, algunos ortópteros y aves limícolas). El motivo principal por el que los machos adoptan aspecto y conducta femeninos es el de calmar la agresividad de otros machos. Esta motivación aparece en casi todos los grupos animales y es frecuente en los mamíferos. Los machos derrotados o inferiores en la jerarquía adoptan posturas femeninas con un significado de sumisión.
Un tercer motivo para ser un travesti es reducir las posibilidades de reproducción de otros machos. Algunos machos en ciertas especies de tritones impiden las cópulas de otros. Un macho puede imitar el comportamiento de una hembra, induciendo a otro a desperdiciar su espermatóforo (paquete de esperma). En cuanto el macho engañado deposite su espermatóforo, dejará de representar una competencia para el imitador.
Una quinta modalidad de travestismo es puramente una estrategia de supervivencia. Los machos de la culebra rayada de Norteamérica emiten los olores típicos de las hembras al final de la etapa de hibernación, para que otros machos se enreden con ellos, formando un gran amasijo que reduce la pérdida de calor y facilita la entrada en actividad. Estos machos adoptan la actitud tolerante del conductor de la lancha del final de “Con faldas y a lo loco". Al fin y al cabo, como dice él, “nadie es perfecto”.
Como vemos, la selección natural ofrece complejos caminos para favorecer la aparición de conductas en apariencia poco adaptativas. Incluso la homosexualidad estricta puede tener ventajas en ciertos contextos, sobre todo en organismos que manifiesten un comportamiento cooperador y flexible, como el caso de los humanos.