Sela 2009 o del por qué de este cuaderno

Por Jgomezp24
Con su permiso, voy a interrumpir la emisión de los croquis argentinos para dar paso a un comentario de actualidad.
Bodegas Roda me manda una botella de Sela 2009. Un rioja de cepas de 20 años, 89% tempranillo, 11% graciano, con una maduración perfecta de la fruta y una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. La nota de la bodega que acompaña a la botella no especifica otras prácticas enológicas o de viticultura ni tampoco si las barricas son nuevas, de segundo año, mezcladas...Por razones obvias, que todos los que hemos amado en alguna ocasión (y no han sido pocas las mías) algún vino de Roda sabemos, se presenta Sela 2009 como "el vino más joven de Bodegas Roda".
La descripción que hace la bodega de su vino dice: "es un vino con muy buena expresión frutal, sin presencia aromática de la madera, en la línea de las frutas rojas dulces y frescas, en boca tiene un tacto sedoso muy fresco, y con los taninos perfectamente integrados".
La bodega habrá mandado botellas a otras muchas personas que, con seguridad, opinarán sobre el vino. Una de ellas lo hace en el suplemento El Viajero de El País, de fecha 14 de octubre de 2011. Carlos Delgado. Le da una nota de 9/10, nos aclara (información que yo no tenía) que las barricas son seminuevas (¿qué significa eso, segundo, tercer, cuarto año, mezcladas?) y nos dice del vino: "consiguen...que...ofrezca un atractivo y elegante aroma a frutillos silvestres, rojos y negros, bien maduros pero frescos, con la leve presencia de la madera fina, especias y tostados. Sabroso, complejo, vivo y de gusto muy agradable, te llena la boca de sedosa y lozana frutosidad. Para terminar con la amplitud y enjundia de sus hermanos mayores, pero todo expresado de una manera más asequible y menos apabullante".
No voy a hacer comentario de textos porque cada cual se expresa como mejor le parece pero a mí me gustaría que me dijeran a qué frutillos rojos o negros huele el vino, por ejemplo. Porque no huelen ni saben igual una mora, una frambuesa, una fresa silvestre o un arándano negro. O a qué sabe una leve presencia de madera fina: ¿madera de grano fino? ¿tostados por debajo de la media? Pero dejo eso. Bebí el vino y anoté: "Sela 2009. DOC Rioja. 14%" (y los datos que ya he dado). "Madera, incluso en grano. Se perciben sus taninos -i.e. los de la madera- en boca. Casi masticable. Superado el primer impacto, la fruta negra madura" (aclaro que hablo del color, no del lugar de cultivo de la fruta) "(mora en compota y ciruela negra pasa) y golosa, domina la nariz, aunque el paladar sigue siendo hostil. Es un vino poco ensamblado con su madera que necesita bastante tiempo de botella para mostrar lo que probablemente lleva dentro". No anoté más porque pensé "tiempo".
Es evidente (por lo menos, en lo que a mí se refiere) que quien redactó la nota de la bodega, Carlos Delgado y un servidor no bebimos de la misma botella. Pero no alcanzo a explicarme las diferencias de percepción que las tres notas muestran. ¿No bebimos el mismo vino? Mi botella, con seguridad, es la que va al mercado y habiendo probado la primera añada de Sela y esta segunda, 2009, sigo con la misma idea del principio: por mucho que quieran forzar la percepción del vino, la marca de la bodega y su impronta (y hablo en sentido positivo) están también aquí. Y este Sela 2009, como los otros vinos de Roda, nace de un proceso de vinificación y de maduración y crianza que piden a gritos años de botella. Esto, ni más ni menos, es lo que sucede con este vino.
¿Qué sucede pues? Constato que tanto Bodegas Roda (en su nota) como Carlos Delgado (en El Viajero de El País) describen un vino que yo no encontré en la botella. ¿Por qué? Creo que están describiendo un vino que en unos meses (bastantes...) puede estar en esa botella, pero que ahora mismo, yo no he sabido encontrar. Sacar un rioja a 15€ con ese aparato de "fuerza, juvenil, fácil de armonizar con la comida...muy agradable al paladar, sabroso y fresco" (nota de la bodega), pide, casi necesariamente, un consumo a corto plazo. Y eso, claro, es lo que quieren reflejar las notas que he transcrito. No la mía. Si se me permite la osadía, yo aconsejaría que se compre este vino (a ese precio, sin dudarlo) pero que se le dé el reposo extra en botella que la bodega no ha podido darle, por razones bien comprensibles, por otra parte: ¡hay que vender! Aunque, claro, también puede pasar que la razón de todo esto sea más sencilla: mi paladar y mi nariz son sólo los de un amateur y yo no he sabido encontrarle, ahora mismo, la punta a este Sela 2009, que Carlos Delgado y la propia bodega sí han sabido percibir. Por si acaso, con todo el respeto que me merecen las personas y entidades que he mencionado en esta nota, yo les transmito mi humilde e independiente opinión. Vamos a darle esos meses (pongamos seis) a otra botella de Sela 2009 y ya les cuento.