Todo acto humano tiene una dirección, un sentido, donde prima el futuro. Todo acto humano permite construir el futuro querido hoy, y transformar la historia si es coherente, o se registra en el protagonista y en quien recibe la acción como unidad interna. Si el acto humano produce contradicción y sufrimiento, entonces no estamos cambiando el sentido de la historia humana.