Sentir escasez es miedo, sentir abundancia es amor

Por Deboraharevalo @deboraharevalo

¡El amor es abundante!

-Quiero aprender a aquietarme, comprender las situaciones que vivo, y mejorarlas.

-Si veo con misericordia y bondad mis errores, puedo ver con misericordia y bondad los errores de otros y reconocer que actúan igual que yo.

-Sólo pido que la verdad se manifieste y la ilusión desaparezca.

Miedo del bueno

Todo esto que vemos: escasez, miseria, autoritarismo, corrupción, egoísmo, avaricia que se repite, ciclo tras ciclo, es porque no nos hemos damos cuenta de que todo eso está dentro de nosotros, no está afuera, porque “lo de afuera” es sólo la proyección de nuestros pensamientos. Es miedo, puro miedo.

Lo que vemos es la falta de fe, amor, confianza y abundancia en nosotros mismos. No tiene que ver con el estado del mundo, de mi país, o con la situación económica, estado de salud o apariencia física.

Ya no le quiero dar cabida a estos pensamientos negativos, si vuelvo a caer, quiero concientizarlo inmediatamente y transmutarlo, hasta dominar bien  lo que pienso y sentirme siempre en paz.

Quiero comprender que no es por separado que despierto de este sueño de caos. Es apoyándonos, respetándonos, incluyéndonos y amándonos los unos a los otros que lograremos salir de este aparente conflicto de escasez e injusticia. En la unión está la fuerza.

Miedo a la escasez

Superar el miedo a estar en escasez, sin dinero u oportunidades para ser cada vez más abundantes, requiere un trabajo con nosotros mismos.

Debemos darnos la oportunidad de considerar que nuestras emociones sientan ese “deseo de merecer lo mejor”. Sentirse víctima es una señal de que el fantasma del miedo está merodeándonos.

Hay una palabra “mágica” de siete letras que, cuando la repetimos, empieza a dar claridad al estado de abundancia que hoy tenemos (que no reconocemos) y que merecemos: “GRACIAS”.

Cuando agradecemos por todo cuanto tenemos ahorita, empezamos a percibir realmente lo que nos ofrece cada día. Dar gracias por abrir los ojos hoy, por poder respirar un día más, por la cama donde duermo.

Por las situaciones que parecen adversas pero me dejan sabiduría, por la sonrisa que me regaló una persona, por tener empleo, por poder quedarme en mi casa, por la comida caliente, por la taza de café, por el amor que siento hacia mis seres queridos y que ellos también me demuestran.

Agradezcamos todo aquí y ahora desde el corazón, y en poco tiempo lo que deseamos y creíamos imposible experimentar, comienza a manifestarse.

La vida es un constante “pre-parar”, es una invitación a trascender en cada instante, vivir plenamente el presente expresando amor, hasta que nos llegue el turno de “parar”.

Tal como pienso, así soy

Comenzaré a realizar cambios dentro de mí, cada pensamiento positivo poco a poco se irá expandiendo. Así, entre todos cambiaremos los efectos de esta desdicha y dolor por una realidad de dicha plena para todos.

Cambiar un gobierno por otro, un sistema político por otro, una relación por otra, en nada cambia mi percepción del mundo. El cambio está dentro y se manifiesta afuera, no es al revés, al revés siempre se voltean las cosas y todo vuelve a ser tal y como me lo creo.

De afuera hacia adentro, dependiendo de lo que creamos y sintamos, el amor se puede convertir en miedo o la prosperidad en desdicha.

De adentro hacia fuera se producen cambios internos necesarios para experimentar felicidad plena. El miedo se puede convertir en amor y la desdicha en prosperidad.

Desaprender lo aprendido

No es fácil cambiar todo eso que hemos creído y defendido por tanto tiempo. La batalla interna es dura e intensa. Nuestro ego no se va a dejar deshacer así nada más, le hemos dado mucho valor y significado a todas nuestras creencias e ilusiones.

Por esa razón hemos repetido los mismos ciclos, las mismas lecciones, una y otra vez en esta vida, y quizás en otras vidas. Experiencias agradables o desagradables, colectivas o personales.

Todos los que vivimos en este mundo estamos compartiendo el mismo aprendizaje, unas veces como personas prósperas y otras como miserables, unas como víctimas y otras como victimarios, unas como enfermas y otras como saludables…

La mente crea

La función de la mente es pensar y crear. Ella recibe una idea (negativa y positiva) y estimula el campo emocional. La emoción estimula a su vez la voluntad y lleva al cuerpo físico a la acción para plasmar la idea en algo tangible.

La mente gobierna y la materia simplemente obedece.

Vigilar lo que pensamos

Los pensamientos son energías, que al salir de nuestra mente adquieren vida y funcionan según la dirección que les hemos dado. El cuerpo humano no está capacitado para ver a simple vista estas energías, sin embargo, las sentimos y nos afectan de forma positiva o negativa. Por eso hay que estar atentos a lo que pensamos, lo que sentimos y lo que decimos.

Como dice Miguel Ruíz en su famoso libro: Los Cuatro Acuerdos, “Sé impecable con tus palabras, no te tomes nada personal, no supongas nada y haz todo lo mejor que puedas”.

Tanto la oración como la meditación son poderosas herramientas si se hacen constante y conscientemente. Permiten liberar creencias, perdonar situaciones, corregir errores, elegir de nuevo y obtener respuestas. Son instrumentos que nos brindan la oportunidad de vivir la abundancia y la paz, en la mente y en la vida.