Si quieres ser escritor, escribe

Por Valedeoro @valedeoro

Esta recomendación no me la he inventado yo. Ya lo dijo en su día el filósofo griego Epictetus (“en su día” aquí significa entre 55 y 135 d.C.). Dicho de otro modo: las decisiones requieren acciones y las acciones requieren perseverancia para dar fruto. ¡Ojo! Eso no significa que escribiendo necesariamente acabarás siendo escritor. Simplemente mejoras las probabilidades de triunfar en este oficio.

El hábito es la distancia entre tu sueño y la realidad

Si quieres ser escritor, escribe. No solo hoy, sino todos los días. Si quieres ser corredora, corre. No sólo hoy, sino regularmente. Si quieres ser chef, cocina. No solo en Navidad, sino cada semana.

Esta práctica diaria no solo te ayudará a mejorar, sino que además te permite experimentar con la actividad que es la base de tu deseo. Si te das cuenta que no te gusta escribir, cocinar, programar, correr… quizás deberás buscarte otro objetivo.

Es muy romántico decir que eres escritor. Nadie te cuenta lo del pánica a la hoja en blanco. Suena tan bien ser cocinero. Nadie comenta que eso también incluye pelar un número infinito de patatas. Si no disfrutas del proceso, difícilmente llegarás al objetivo final.

Nadie te debe tu éxito

Cómo agravante adicional tienes que estar consciente de que el éxito no es asegurado. Aunque escribas cada día, eso no significa que automáticamente vas a ganar el premio Publitzer. La práctica diaria es un ingrediente imprescindible de tu avance. Aún así no te asegura de que triunfarás exactamente en el formato que te lo imaginaste.

Una de las grandes ventajas de la práctica diaria es que puedes ir refinando tu propio estilo, descubriendo tus propias opciones. Quizás soñaste con ser escritor de novela y después de muchos meses te das cuenta que lo tuyo son los cuentos, o las poemas, o los textos publicitarios, o la no-ficción. La practica diaria te ayuda a definir tu éxito y a refinar la base necesaria.

El huevo y la gallina de los hábitos

Quizás escribes a diario porque quieres ser escritor. O quizás te has convertido en escritor porque escribes a diario. Tal vez corres porque querías hacer una maratón, o tal vez hiciste una maratón porque ya corrías tanto que era el próximo reto lógico.

No necesariamente tienes que empezar con el objetivo. A veces el hábito, la práctica diaria te puede ayudar a encontrar tu objetivo. A las personas les suele gustar lo que hacen bien. Y para hacer algo bien hay que practicarlo. No importa por dónde empiezas.

Puedes definir el objetivo y empezar con la práctica diaria que te acercará el.

O puedes descubrir una práctica diaria que te gusta y llegar a un objetivo a través de ella.

Si quieres ser escritor, escribe.

Si no sabes lo que quieres ser, experimenta.