Procedentes originalmente de la ciudad de Frankfurt, eran simples salchichas de cerdo servidas en un pan de bollo y regaladas al público que asistia a las coronaciones imperiales. En el siglo XIX varios inmigrantes alemanes decidieron introducir este popular plato en América desde donde evolucionó para convertirse en la salchicha procesada que conocemos hoy.
Los perritos más baratos no solo tienen un sabor desagradable ya que si se comen en exceso pueden ser desastrosas para la salud. Hay evidencias científicas de que los hot-dogs, como todas las carnes procesadas, aumentan el riesgo de cáncer de colon. La Fundación Mundial de Investigación contra el Cáncer recomienda que la gente evite todas las carnes procesadas, o al menos disminuir el consumo, de bacon, jamón y salchichas."Si todo el mundo comiera menos de 70 gr a la semana (2 perritos calientes) podría suponer 4.000 casos menos de cáncer de colon en el Reino Unido cada año", afirma la directora de la Fundación, Rachel Thompson.
¿Cómo se hacen? Se preparan en grandes cubas de metal, donde toneladas de recortes de cerdo se mezclan con la pulpa rosa que se forma cuando las carcasas de pollo son estrujadas a través de ralladores metálicos y chorros de agua a presión. Los recortes de cerdo se extraen de lo que sobra de la preparación del bacon, chuletas y el jamón, mezclados con pollo o pavo.
La papilla que sale de esas cubas de metal se mezcla con conservantes en polvo, aromatizantes y colorantes. Esa pasta se sumerje en agua antes de ser introducida en tubos de plástico para ser cocinada y envasada. Un proceso desagradable que, tras la crisis de las vacas locas de los 90, está prohibido para la ternera, pero permitido para el cerdo y las aves, siendo la carne que se produce con este sistema diez veces más barata que la carne normal. Quizás lo más sorprendente es que no hay nada particularmente insano en este producto y que está aprobado por la Agencia Americana de Alimentación, pero sin embargo bajo los criterios de la UE no se puede clasificar como carne y debe ser etiquetada como recuperada mecánicamente. ¿El resto de ingredientes? Agua, almidón, sal, proteínas de la leche, nitrato de sodio, trifosfato de sodio y potasio, polifosfatos, ascorbato de sodio, ácido carmínico...
Un cóctel de aromatizantes, conservantes y colorantes que no aportan ningún nutriente sino que tienen un efecto estabilizador, actuando como emulsionantes; es decir, que sirven para dar textura, consistencia, volumen y color a la pasta rosa de la salchicha. Si se comen en exceso, los efectos secundarios de estos productos químicos no son ninguna tontería: desde alergias, dolores de cabeza y deshidratación a un alto riesgo de sufrir hipertensión, derrame cerebral y enfermedades del corazón.
En los niños el daño es aún mayor, ya que la excesiva cantidad de sal aumenta el riesgo de padecer la enfermedad de los huesos de cristal, asma, cáncer de estómago y obesidad. ¿Volverías a comerte un perrito después de saber esto?
Fuente: Daily Mail.